A mí, personalmente, me atrae bastante el género bélico y de acción. Así pues, esta miniserie ya tiene mucho terreno ganado de antemano para ganarse mi simpatía. No obstante, quiero aclarar que no sólo me ha parecido buena por mis gustos cinéfilos, sino porque lo es de verdad: el apartado técnico está perfecto para tratarse de un producto televisivo, los actores no desentonan ni un ápice en sus roles y el guión es interesantísimo (tiene, por ejemplo, una vuelta de tuerca bestial en el desenlace del capítulo 2). Además, te hace estar impaciente por ver los siguientes capítulos y ya se sabe lo que eso significa...

Puede que el guión peque de tópico con capturas de rehenes por parte de extremistas islámicos, rescates arriesgados por parte de las fuerzas especiales y sucias conspiraciones políticas. Tal vez, pero qué podemos ver hoy en día que sea bueno y totalmente original a la vez… pues eso. Además, incluso posee su pizca de intriga que arrastran desde el primer episodio (la muerte de los dos soldados británicos). Intriga que por cierto, y dicho sea de paso, la cierran de forma impecable para mi gusto.

La acción transcurre en varios lugares como Iraq, Zimbabue o Afganistán y prácticamente con los mismos protagonistas. Los episodios tienen de todo (conspiraciones políticas, fugas de una cárcel, peleas, tiroteos, etc.) Así que la verdad es que son muy amenos y se te pasa el tiempo volando mientras los ves. Quizás el que más me gustó fue el último, el de Afganistán, pero los otros dos tampoco estuvieron nada mal.

Y por mi parte poco más me queda por añadir. La miniserie me ha gustado mucho y me parece un buen producto en líneas generales. Os la recomiendo a todos y recordad que hay una segunda temporada llamada “Strike Back: Project Dawn”. No quiero terminar mi crítica sin hacer mención a la lapidaria frase que le suelta el mandamás de la inteligencia americana al jefe de Porter: «La política de hoy de Estados Unidos es la política de mañana del Reino Unido»… se puede decir más alto, pero no más claro.