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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
6
Terror James Findlay (Euan Douglas) es un profesor de colegio torturado por las pesadillas de su infancia con una extraña e indescriptible entidad: una figura vestida con ropas de la época victoriana con la cabeza de un búho. Para descubrir su pasado, tendrá que volver a su casa de la infancia, una solitaria mansión en Escocia, donde descubrirá la tormentosa verdad detrás de sus sueños. Película de terror inspirada por los mitos de Lovecraf y Slender. (FILMAFFINITY) [+]
2 de marzo de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos por partes: Lord of Tears, a pesar de sus buenas ideas y reconociendo algunas virtudes, es una película fallida. No tanto por lo que no es en sí, sino por lo que podía haber sido: no colma ni lejanamente la salivación perruna a la que invita el agradable sabor lovecraftniano de su trama y las “golosas” imágenes del “hombre búho” (un hallazgo iconográfico formidable, aunque no del todo original) con las que uno se topa en cuanto ‘googlea’ su título.

Por desgracia, las torpezas aquí se acumulan por capazos: la puesta en escena es descarnadamente amateur; digna de lo que cabría esperar en un chaval que rodase un corto en “super 8”. La cámara está muerta: no es capaz de dotar de un mínimo fluidez y vida a la acción, limitándose la mayor parte del tiempo planos fijos (carentes de profundidad de campo y mal iluminados): prueba de la ABSOLUTA escasez de medios con la que se contaba. Tampoco puede decirse que la banda sonora sea “impactante” o que el reparto (tan amateur como todo lo demás) deje especial buen recuerdo con sus actuaciones, precisamente; a destacar únicamente el descubrimiento de Alexandra Hulme, y no tanto por sus dotes interpretativas como por ser un bellezón "pin-up".

Así que, más que decepcionante, yo diría que el resultado final es frustrante: según pasan los minutos, el espectador se encabrona progresivamente imaginando modos mejores (bastante obvios) en los que podía haberse rodado cada secuencia y que podían haber hecho de esta películilla -interesante, pero torpona- un peliculón. Al fin y al cabo, IMAGINAR ES GRATIS, ¿Verdad?

Y a eso, precisamente, voy… Porque, leyendo como ciertos “críticos” de por aquí se toman a chufla la película, tratándola con un desprecio absoluto desde su “atalaya” de conocimientos “insondables” de videoclub de barrio, me ha apetecido ponerme a ‘repartir’: la película, y quien no lo reconozca así no tiene ni pajolera idea de en qué consiste el cine de terror, es cuando menos digna, y atesora algunos hallazgos que hacen imprescindible dedicarle un visionado: a pesar de los pesares, de lo más interesante rodado en el último lustro. Y desde luego, como diría ‘tito Vlad’ “No es cosa de risa”.

Sí, porque alguno nos cuenta que “en el cine provocó numerosas risas”. No digo que no; los niñatos quinceañeros (o adultos de mentalidad equivalente) son mucho de risita estúpida ante “culo, caca, pis” o todo lo que se salga un poquito de lo convencional. En todo caso, la película, que quizás no siempre se muestra especialmente acertada en las formas, dista mucho de ser ridícula e insultante y, con cuatro duros de presupuesto, cumple con decencia sus objetivos: cuenta una historia relativamente original y consigue resultar inquietante en al menos un par de ocasiones: más que el 95% de refritos/remakes/plagios/reboots con los que nos fríen el cerebro cada día.

Desde luego, a los críticos de Bloody Disgusting, que la metieron en la lista de mejores films de 2013, no les debió parecer tan “ridícula” Y a los jurados de los múltiples festivales de fantástico que la han premiado, tampoco. Y repito: a mi no me parece ni lejanamente una obra maestra, pero hay que valorar las cosas en su contexto y no quedarse mirando el dedo cuando señalan la luna.

Veréis, chavales, que os veo despistados y un tanto injustos: ridícula y digna de mearse de risa era, por ejemplo, Prometheus, que con un presupuesto de 130 millones fue incapaz de hilar una trama mínimamente coherente, o El Hombre de Acero, un atentado a la inteligencia humana que tiró por el váter 300 millones de presupuesto en pirotecnia digital. ¿Lo pillamos? En este caso, tenemos un señor que con 100.000 euros ha sido capaz de poner en pie una película lo suficientemente decente para algunos hayamos pasado un rato medianamente satisfactorio, así que cualquier amante el cine (que no tenga carcomido el cerebro por los blockbuster) tiene que decir “Ole tus cojones”.
Jinete nocturno
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