Bette Davis, por fin, no hace de zumbada sino de una mujer dañada y solitaria de buen corazón.
Redgrave conmueve con su profesor igualmente dañado y abandonado.
El argumento es interesante pues sabes que algo oculta el profesor.
La relación entre ellos es muy tierna y humana.
El final tiene una pequeña sorpresa que hace que estos dos personajes encajen aún más.
El patetismo de ella recuerda a veces a Norma Desmond o a Blanche Dubois, pero por suerte el final es benevolente con ella.
El chico joven enfatiza la decadencia de ella y la patrona es el contrapunto cómico.
La sencillez de la historia es el valor de este film que se basa en las relaciones de los tres protagonistas y en el buen hacer de sus actores.
Una película a reivindicar.