Siento disentir de lo que escribió John Donne, pero en esta película se refleja perfectamente la eterna soledad inherente al ser humano: nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Aunque, por desgracia, a veces, en lugar de ser una isla solitaria en la mitad del océano, algunos forman parte de archipiélagos opresores y deprimentes... No sé qué da más miedo y más lástima y más angustia: si el día a día en que sobreviven los personajes, si el momento en que cada cual estalla. Aunque, como bien dijo el bueno de Donne, debo estar de acuerdo con que "(...) no preguntes nunca/ por quién doblan las campanas. /Están doblando por tí"

Una película que da que pensar, esta última del dúo Sabroso-Ayaso. Una película dura (con sus momentos de humor, que no falte nunca, así recobramos el aliento de cuando en cuando), cruda y sincera. Se agradece esta mirada al conjunto de una familia disfuncional (o quizás no tanto...) y al interior de cada uno de los personajes. Un guión interesante, una historia coral sin concesiones. A destacar el magnífico trabajo actoral, sobre todo el de Alberto San Juan. Bugallo, como siempre, correctisimo.