La acción transcurre en una ciudad de Croacia. Vjeko es un profesor culto, refinado y travestí, cuya vida está llena de sombras y luces tenues (¿qué es eso sino melancolía?) por la muerte de un gran amor que tuvo. Solo se aferra a la vida para cuidar de su padre, ex-militar de la segunda guerra mundial, amputado de ambas piernas y postrado en la cama, al que atribuye todos los fantasmas de su existencia.
Producto de una golpiza, entabla una relación con un matrimonio que vive en el sotano del mismo edificio. Entre ellos se entabla una relación; coctél de favores, intereses, odios y revanchas, mitigados por chispas de ternura que nacen espontáneamente al adentrase en sus vidas y descubrir que en su interior no son tan diferentes.
Cuando el destino del film vira hacia una tragedia griega, sus vecinos llegan al rescate.
Es antológica la última escena(VER SPOILER)
Es de destacar la fotografía de los espacios urbanos de la ciudad: la escala humana de las calles; vistas abiertas de Iglesias; y detalles del edificio donde ocurre el film, que son reflejo fiel de la vieja europa. En particular las puertas de los departamentos, donde la madera convive con secciones cinceladas de cristal, testimonio de un pasado comunista, sin temor a que la luz siguiera pasando, aún encerrados en el hogar.