Defiendo profundamente el telefilme como discurso narrativo y cinematográfico, básicamente porque podemos encontrar pequeñas joyas como esta.

Para mi afirmación me baso en dos postulados:
1.-La honestidad con la que ciertos artesanos elaboran sus historias televisivas, que no por bajo presupuesto son de peor calidad que lo emitido en pantalla grande.
2.-No siempre necesitamos la grandilocuencia del cinemascope ni los efectos sonoros Sensurround para admitir una historia cinematográfica como tal.

La desgraciada Elizabeth Short apareció brutalmente descuartizada en un descampado a las afueras de Los Angeles el quince de enero de 1947. Aquel macabro crimen nunca fue resuelto, y desencadenó una oleada de información periodística exagerada, que contribuyó a entorpecer la acción policial.

Desde aquel desgraciado día, todo han sido conjeturas acerca de quién fue el asesino. Nunca fue detenido. El mito de la Dalia Negra estaba servido, y todo lo que se ha escrito han sido meras suposiciones.

Así que en este trabajo para la televisión se nos desmenuza el trabajo policial una vez hallado el cadáver. Lo cierto es que todo el guión se asemeja con detalle a todo lo que ocurrió. El sistema es interesante, pues intercala los avances policiales con imágenes del pasado de Elisabeth, con la fecha y el lugar en el que ocurrieron.