A pesar de recurrir a todos los tópicos habidos y por haber, me resulta imposible no reírme con el alcalde, hiperbólico prototipo del mentiroso sinvergüenza, y con Paul, que los es del trepa-lameculos-retrasado. El resto de actores (J. Fox incluido), quien más, quien menos, cumplen, pero no son lo mismo.

He visto casi todos los capítulos, pero el chiste que se me ha quedado grabado y que siempre cito para hablar de esta "desconocida" (en España al menos) serie en las conversaciones es el del capítulo en que el alcalde, en unas de esas jornadas en las que los niños escolares hacen de periodistas, se ve obligado a hacer un examen de primaria. Como no tiene ni pajolera idea, deciden hacer la trampa del auricular, por el cual le soplará las respuestas todo ese equipo de gañanes que le respaldan y que se han escondido en un despacho. El alcalde, falto de cualquier sutileza, habla en voz alta para comunicarse, por lo que se ve obligado a poner las más absurdas justificaciones ante la prensa: que si está un poco sordo, que si piensa mejor cuando habla... Pero lo mejor de todo es cuando se corta la comunicación y el alcalde, echándose la mano a la oreja (al pinganillo oculto), chilla: "¿Dónde están las voces? ¡Se han ido las voces! ¡Ya no oigo las voces!". ¡¡¡Imaginaos el panorama que se les presentaría a los votantes al descubrir que su alcalde es "esquizofrénico"!!!