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4
7.8
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Drama
Invierno de 1943. Durante la ocupación alemana de Francia, en un internado católico para chicos, Julián, un muchacho de trece años, queda impresionado por la personalidad de Bonnet, un nuevo compañero que ingresa en el colegio después de iniciado el curso. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2021
7 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viajamos a 1987 para una película de ese año que a su vez se retrotrae al invierno de 1943 a 1944. En su momento fue nominada a dos Oscars pero al final se fue de vacío, teniendo que conformarse con el León de Oro de Venecia y siete premios César caseros. Sea como fuere, el ambiente de la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, en concreto en un colegio católico, algo así como la de "Los chicos del coro" (2004) pero inspirada en las vivencias reales del director, es bastante atractivo pero al final esta "Adiós, muchachos" ha resultado ser decepcionante. Se trata de un largometraje altamente difuso, que no sabe bien qué contarnos, frío, anodino, casi un documental por su costumbrismo.
La película tiene un grave problema, que es que nace de mirarse el ombligo Louis Malle. Posiblemente él se habrá emocionado repasando sus recuerdos pero para el resto de los mortales su visionado es más bien tedioso. Cuando uno hace un ejercicio de introspección debe esforzarse para trascender la mera vivencia personal y ofrecer un mensaje universal, válido para todos los tiempos, lugares y personas. Malle no lo hace y en su lugar cae en una retahíla de simples batallitas que nos aburren. Por otro lado, su confuso guión es incapaz de abordar ningún tema medianamente, llegando a la recta final con una supuesta amistad muy torpe, tardía y superficialmente retratada, que nos dejará indiferentes a todos.
La película tiene un grave problema, que es que nace de mirarse el ombligo Louis Malle. Posiblemente él se habrá emocionado repasando sus recuerdos pero para el resto de los mortales su visionado es más bien tedioso. Cuando uno hace un ejercicio de introspección debe esforzarse para trascender la mera vivencia personal y ofrecer un mensaje universal, válido para todos los tiempos, lugares y personas. Malle no lo hace y en su lugar cae en una retahíla de simples batallitas que nos aburren. Por otro lado, su confuso guión es incapaz de abordar ningún tema medianamente, llegando a la recta final con una supuesta amistad muy torpe, tardía y superficialmente retratada, que nos dejará indiferentes a todos.