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Costa Rica Costa Rica · CARTAGO
Voto de CINELOCURA:
3
Drama Sole y Ana andan en sus bicis por la ciudad. Ellas investigan unos autos viejos abandonados, son una herencia de la abuela de Sole, con la intención de ponerse una compañía de taxis. Pero su amistad se verá en riesgo cuando encuentran una sorpresa en una de las jorobas. (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno

Bonita fotografía, tomas de noche de San José que más nos recuerdan a un videoclip pero que tienen belleza estética

Los primeros 20 minutos no son tan insufribles, tienen un giro argumental algo que el filme nunca aprovecha.

El sonido está trabajando de buena manera, sobre todo en los diálogos.

Lo malo

No sé por dónde empezar, tal vez, empezaría por decir que es un cine que nace de querer verse en la pantalla, contando cualquier tontería, desperdiciando el tiempo y dinero de la gente. Así de duro. Y vamos, no diré que desde la perspectiva de los bikers no hay muchas historias que explotar, universos que no conocemos que mostrar, situaciones que compartir. Pero tomar unos chicos en bici, e irse a dar la vuelta por San José, Curridabat y Jaco sin contar nada, no genera nada de interés, más allá de la bonita fotografía nocturna antes mencionada. Más allá también de que Natalia y Adriana intentaran producir su propia peli, aunque de bikers no tengan nada. Porque sus personajes con pelo pintado y todo, no tienen ningún desarrollo. Más allá de esa buena intención de nuestro cine de hacer películas con las uñas. Pero no, esto no funciona, es un timo cruel para la gente que paga su entrada. ¿Cómo no explicarse los 4 (contándome) gatos viejos que estaban en la sala?. Nuestro cine así no compite. Y no hablo de un asunto técnico. Porque hace rato que técnicamente somos buenos, somos productores audiovisuales, no cineastas. He ahí la diferencia. Atrás hay Relámpagos parece un filme hecho para que alguna gente apareciera en pantalla grande sin mostrar profundidad alguna, hablo de Ariel Escalante, de la inmaculada María Lourdes Cortés y el cameo eterno de nuestro cine, Alvaro Marenco. Ninguna de esas tres escenas aporta más que el morbo y la vanidad de aparecer en pantalla. Es un cine show. Un Vanidoso ejercicio. Podríamos entrar en debates de que es cine de autor, y esto con lo otro. Eso no importa. Cine comercial, de autor, independiente o lo que sea, tiene una base que se llama argumento, que viene precedido de un guion que este filme nunca lo muestra. Un ejemplo, en la película hay como 4 minutos de un personaje que recoge basura en el jardín de una casa sin motivo aparente. El final...el final también es un mal chiste.

Hay que decirlo, el público tiene razón de no ir a ver cine nacional. Pero también a nosotros. Los espectadores nos toca creer que vendrán gente con ganas de contarnos algo. No queremos ir al cine a divagar en medio planos de secuencia extensos que solo nos muestran que Wong es el mejor camarógrafo y fotógrafo de cine que tenemos. Eso ya lo sabíamos. Este filme es un embauco, se engaña a sí mismo. Se desaprovecha solo. Se burla del espectador. El motivo de que el filme se llame Atrás hay relámpagos es tan irrelevante como todo lo demás que se ve en pantalla. Lástima porque la escena inicial del supermercado prometía que íbamos a meternos en un ambiente de sublevación social, anarquismo e irresponsabilidad en donde sus personajes se pudieran desarrollar y tener un quiebre. Pero no, no pasa. Atrás hay relámpagos sí, ojalá después de la tormenta, tengamos mejor cine nacional en este fin de año que nos espera.
CINELOCURA
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