Original propuesta de un Thomas Vinterberg que, afortunadamente, abandona los preceptos del, a mi entender, absoluto despropósito que es el manifiesto Dogma'95, unos años después de, todo hay que decirlo, haber rodado la que indiscutiblemente es la mejor película encuadrada dentro del citado movimiento: La memorable "Festen".

"It's All About Love" nos presenta un futuro irreal y confuso, pero a la vez extrañamente reconocible, como en su día hiciera Godard con su extravagante "Alphaville", pero, esta vez, haciendo gala de una cuidadísima fotografía en color y un muy acertado uso de la banda sonora (una de tantas cosas estrictamente prohibidas por el anteriormente citado "Dogma") que, para la ocasión, incluye nada más y nada menos que la "Furtiva Lágrima" de Donizetti y el regalo para los oídos que siempre suponen las partituras del reconocible y genial Zbigniew Preisner.

En un futuro cercano, caótico, frío y disfuncional, el amor será el único y extremadamente escaso remedio para los corazones enfermos de todos los seres humanos. Las personas se alejan y mueren de pena, y el mundo, empáticamente, se congela y agoniza. Para cuando nos demos cuenta de que el amor es esencial para que la vida continúe, ¿acaso será demasiado tarde?

Esta es, en síntesis, la premisa sobre la que se asienta esta magnética obra. Porque a pesar de que en determinados momentos, especialmente en la primera mitad, no esté demasiado claro lo que está sucediendo ante nuestros ojos, el visionado se va conviertiendo en una experiencia fascinante y absorbente, brillantemente interpretada y con muchos momentos para el recuerdo... O no, porque para gustos se pintan colores, y me temo que esta es una película de las que no dejan indiferente. Y, sólo por ese motivo, merece ser recomendada.