Uno de mis momentos musicales memorables (sino el que más) es ver a Mark Knoffler cantando Money for Nothing acompañado de Sting, Eric Clapton y Phil Collins en la batería. Lo podéis encontrar fácilmente en youtube (Live Monserrat) y ya me decís si no es para poner los pelos de punta. El propio coro entregado, la banda tomando apuntes y el público a punto de echar el teatro abajo. Después de ver eso, uno se vuelve más exigente y los artistas mediocres parecen más mediocres.

Con “Tipos legales” pasa algo parecido. El hecho de que sus protagonistas Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin hayan acreditado durante toda una vida que pueden interpretar exitosamente los más exigentes papeles de cine o de teatro no hacen que esta decepcionante historia de mafiosillos sea mejor sino que, por contraste, parezca incluso más infantil. El brillo que puedan darle sus intérpretes principales se dilapida rápidamente en un alocado y banal sainete con un final de traca. La película se basa en una idea curiosa, hasta interesante: dos matones, ya mayores, amigos entre sí están sometidos a un gángster déspota y despiadado que obliga a uno de ellos a matar al otro recién salido de prisión ajustando viejas cuentas.

Desgraciadamente, de los muchos caminos que podía seguir la obra, elige la comedia blanda (abuelos a la fuga corriéndose la última gran juerga), los chistes gruesos (¡necesito una viagra!) el sentimentalismo barato (poniendo en orden sus asuntos familiares antes del drama final) y la acción cutre (no podían faltar dos o tres secuencia en la que los abuelillos ajustan cuenta a unos jovenzuelos macarras).

Dura de tragar. Mucho aburrimiento, poco rumbo y menos sentido. Escaso tributo y mal homenaje. Absolutamente decepcionante. Segundo aviso para Pacino, del que ya me estaba olvidando su espectáculo en “Jack y su gemela”.