Dos parejas, una autocaravana, muchos kilómetros por delante y la ilusión de unas merecidas vacaciones. Podemos intuir que tanto Fonda como Oates son dos trabajadores que se merecen lo que tienen, la pasta que se pueden gastar bien se la han ganado. Pero su capacidad adquisitiva es lo de menos, lo interesante en la lista de cuestiones importantes con la que he empezado esta crítica mañanera es que tras esas merecidas vacaciones viene lo que constituye el cuerpo principal de la película: muchos sospechosos a su alrededor.

La mala suerte de Fonda y Oates es que eligieron un mal lugar donde pasar la primera noche, son los años setenta y vamos a rebufo de la temática satánica, así que se atragantan (¿y quién no?) sus martinis al ser testigos de un ritual poco amable con una rubia que en cueros está a merced de un numeroso grupo de adoradores de Lucifer. Lo que sigue es una mezcla de persecución encubierta que eleva la tensión y el drama psicológico, y ya al final un prosaico y excesivo enfrentamiento a plena luz del día. Las dos maneras de acorralamiento, el real con armas de fuego y el subliminal, hacen que merezca la pena. Para mí, no siendo un seguidor del género de terror, la he disfrutado bastante. Pero si es que son menos de noventa minutos!!! No se puede pedir más, como seguidor de una época en general, los setenta, echo de menos algún bigotazo de esos que ya no se ven... Pero en general ver "Carretera con el diablo" es una muy buena manera de usar el tiempo.

(Tiempo cinéfilo: nadie puede verlo todo y ante la necesidad de escoger siempre aparecen dudas... Dile que sí a Oates, fue uno de los grandes...)