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España España · Granada
Voto de Yasu:
8
Terror. Fantástico. Drama. Romance Juan Preciado, hijo de Pedro Páramo y de Dolores Preciado, al morir su madre, decide cumplir la promesa de ir en busca de su padre al pueblo de Cómala y exigirle lo suyo; al llegar, se encuentra con un pueblo abandonado y misterioso donde se escuchan voces y extraños murmullos... (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19).

Pedro Páramo es Comala; sin Comala no hay pedro Páramo, y sin el jeque no hay pueblo. Esto es algo de lo que nos damos cuenta rápidamente: "¡Todos somos hijos de Pedro Páramo!". Actúa como un Dios creador, pues es el encargado de proveer alimento, hijos, etc., pero es un ser mezquino, o así es como nos lo presentan las gentes del pueblo. Sin embargo, entre estas gentes vemos las mismas mezquindades, creando así cierta ambigüedad en el pueblo y sus gentes, donde la maldad parece ser guía y ejemplo, aunque siempre manteniéndose un resquicio de esperanza: esperanza en la bondad de Pedro Páramo, esperanza en su hijo, esperanza en el futuro de Comala y en sus gentes, mostrada en pequeños actos que realizan a través de la cinta. O al menos existe la esperanza en mucha de su gente.

A este pueblo acude un hijo más de Pedro, Juan Preciado, el cual acaba encontrando un pueblo fantasma, pero lleno de ecos y murmullos, los ecos y murmullos de su gente, que, atada al pueblo ("El amor es el único que puede mantener a los muertos en el mundo de los vivos"), vive en el dolor de la desolación y de la muerte. Son las gentes atadas a Comala, es decir, a Pedro Páramo, creándose así una imagen bíblica y, también es de importancia decirlo, lúgubre y fantasmal de la obra y del pueblo y su líder.

Se resalta esta imagen terrorífica la sentencia lúgubre de Pedro tras presenciar la traición a la que es sometido por Comala: "Ahora me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre". Al perder el amor, vuelve a prevalecer la muerte. Así lo decide Pedro Páramo, y sus habitantes, para morir, masticarán la tierra de su nombre.

Al final, la tierra prometida resulta ser un páramo desierto. Dios nos ha abandonado.
Yasu
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