12 de junio de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Monsieur Lazhar" (Profesor Lazhar"), adaptación de la obra teatral de Evelyne de la Chenelière, es la última película del premiado director canadiense Philippe Falardeau y supone una compleja crónica sobre la educación y la enseñanza, en la línea argumental de "Hoy empieza todo", de Bertrand Tavernier, y "La clase", de Laurent Cantet.
Narrada desde lo cotidiano y alejada por completo de cualquier atisbo teatral, "Monsieur Lazhar" acierta a reflejar con rigor y sinceridad los pros y los contras, las vicisitudes y esperanzas, la espectacularidad y la controversia que acompañan al ejercicio de la enseñanza. Dando idéntico protagonismo a los alumnos y al profesorado, atendiendo las implicaciones colectivas y familiares, aludiendo igualmente a los contenidos y progresos como a las complicaciones laborales o psicológicas.
Falardeau toca con sutileza temas raciales, políticos, judiciales, lagunas del sistema educativo y segundas oportunidades al ritmo de Bashir Lazhar (excelente Mohamed Fellag) que, con sus virtudes y sus defectos, nos seduce y nos obliga a interrogarnos sobre nosotros mismos, a menudo tan desplazados e ignorados como él mismo.
"Monsieur Lazhar" es una fábula moral y reflexiva sobre una dura realidad que afecta a todo tipo de personas, comenzando por los alumnos, pasando por los enseñantes y llegando con fuerza al conjunto de la sociedad. Incluso los métodos, las necesidades, las implicaciones de cada cual, las responsabilidades, van desgranándose, apareciendo y colocándose ante el espectador como en una pizarra, inquiriéndonos sobre modelos y actitudes que, en muchas ocasiones, no responden con la firmeza y el compromiso que los conflictos requieren.
El film suple su falta de originalidad y previsibilidad gracias a su elegante puesta en escena, su naturalidad y al tono sencillo, mezclando tragedia y humor, con el que se desarrolla la historia a lo largo de su ajustado metraje.
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