Me presentaba ante esta película con mucho recelo, puesto que no le precede una fama demasiado halagüeña. Pero tras verla, puedo decir que no me ha parecido tan horrible como la ponen. Cierto que es demasiado predecible, exenta de ambición y manida en sus escenas. Pero aún así tiene restos de corazón y se recrea en el respeto hacia las madres. Aunque aquí es una habladora compulsiva, el personaje de Barbra Streisand (Los Padres de Él) llega a caer hasta bien como la típica madre sobreprotectora y, sinceramente, su actuación no es tan horrible como dicen otros. Si bien no es lo mejor que ha hecho, que conste, es un papel más que aceptable. Con Seth Rogen (Malditos Vecinos) no hay problemas porque siempre está en su línea, ni sobresale ni renquea. Es un tipo práctico y gracioso, aunque aquí no explote toda su vena cómica.
Tras las cámaras está Anne Fletcher (La Proposición), acostumbrada a este estilo de cine y que aquí no aporta nada extraordinario para sacar a flote una película sin pretensiones, sencilla y que simplemente sirve como vehículo de lucimiento de sus dos actores principales (más si cabe Streisand).
Una ligera comedia cuyo fin radica en hacer un pequeño homenaje a las madres. ¿Pudo haber sido mejor? Por supuesto. Pero no es tan terrible como aparenta.