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España España · Madrid
Voto de Naran:
10
Romance. Drama Laura Jesson es un ama de casa algo aburrida de la rutina que vive con su marido y familia. Una vez a la semana, suele ir a la ciudad de compras. En uno de esos viajes rutinarios, Laura coincide con el Dr. Alec Harvey en la sala de espera de la estación de ferrocarril. Ambos son de mediana edad, casados y tienen dos hijos cada uno. Comienzan a hablar, y tras disfrutar cada uno de la compañía del otro, ambos continúan reuniéndose ... [+]
11 de diciembre de 2007
121 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una arenilla en un ojo, un cruce de miradas y el Piano Concerto nº2 de Rachmaninoff. Así empieza una de las historias de amor más bellas del cine: Breve encuentro. Un hombre y una mujer, ambos de edad madura, casados y con hijos, se conocen fortuitamente en una estación de tren. La relación entre ambos empieza como una amistad; pero muy pronto desemboca en una romántica historia de amor, intensa pero prohibida, que les saca de su rutinaria existencia. El dilema está claro, aunque la decisión no es fácil: seguir juntos y romper sus respectivos matrimonios... o dejar de verse para siempre.
Breve encuentro está basada en una pieza teatral de un solo acto, Still Life. Verdaderamente revelador. El guión, escrito por el dramaturgo inglés Noel Coward, cuya maestría a la hora de retratar con sutileza la vida cotidiana de la sociedad británica dio maravillas como La vida manda o este encuentro, breve como la vida misma. Un pequeño clásico, de esos pocos conocidos pero que emocionan hasta los corazones más duros. Una historia de amor no sólo sobre historias imposibles, la infidelidad, sino también sobre la importancia de pensar en los demás antes que en uno mismo.
Celia Johnson y Trevor Howard no son actores. Son los desconocidos en el andén, que mientras hablan sobre medicina o carbonilla se lo dicen todo sin palabras. Mención especial para los secundarios de la cafetería de la estación, tan anónimos, y tan reales. La historia de amor se desenvuelve de forma tan natural que la infidelidad se presenta como algo casi razonable, inevitable; y a pesar de todo los protagonistas nos hacen ver que el hombre se rige por los principios morales que él mismo se ha impuesto, y que en el amor todo vale, pero en la vida real no. Diálogos para la eternidad y ese final, tan melancólico, tan despiadado, tan real y a la vez, tan poco convencional.
Una estación de ferrocarril, dos adultos que ya no esperan ningún tipo de aventura existencial y la posibilidad de coger, por última vez, un tren que les dé un nuevo rumbo a sus vidas. Pero el miedo, la fragilidad y el desamparo son obstáculos imposibles de sortear. En esta obra de arte, intimista y triste, tan imitada como inimitable, David Lean supo dar lo mejor de sí mismo antes de lanzarse a aventuras más ambiciosas, aunque nunca de una intensidad semejante, quizás porque allá donde en sus grandes producciones los rostros de los actores se perdían entre multitudes y escenarios de ensueño, en Breve encuentro a la cámara le bastaron los pequeños detalles para que lo real fuese más real.
"Perdóname por haberte conocido, por amarte...". Qué más decir de una de las películas más bellas, románticas y tristes jamás realizadas. Amarga. Intensa. Hermosísima. De la sencillez de un breve momento... Los años pasan, pero todavía seguimos conteniendo la respiración ante tal torrente de emociones. Nunca hemos disfrutando tanto gastando pañuelo tras pañuelo. Personajes, fondo, vivencias, porqués, explicaciones... Vida en estado puro.
Naran
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