"El compromiso" es una película sobre la peor parte de la vida que emocionará y divertirá incluso a los que estén pasando por algo parecido. Dicho tema está tratado con una inteligencia soberbia y con un humor desconcertante, sobre todo en su inicio.

Luego ya iremos descubriendo que tal humor es la capa más superficial de una familia que está intentando asumir lo ocurrido y recolocarse en la nueva situación. Poco a poco, cada uno de sus miembros irá sacando el dolor a su manera y a su tiempo. El vaivén entre el drama y la comedia resulta, por momentos, excesivamente impuesto y quizás le hubiese ido mejor una narrativa más fluida, pero salvo eso, "El compromiso" es un producto absolutamente complejo, lleno de aristas y que nada tiene que envidiar a otras producciones más conocidas y grandilocuentes.

Entre sus grandes baluartes, además del fondo de la cuestión, están la espléndida banda sonora, el guión, que si bien sufre de algunos baches, es lúcido en varios momentos, y cierran la fiesta un grupo de actores fantástico, en dónde ellas brillan más que ellos. La cara de palo de Jake Gyllenhaal y la vis cómica de Dustin Hoffman son permanentes, y por ello, contraproducentes. No conocía a Ellen Pompeo y su belleza salvaje combinada con sus dotes para transmitir las emociones me ha conquistado. A Hunter y Sarandon sí que las conocía, ¿quién no? La primera es una mezcla de hielo y fuego, de ese tipo de actriz-soldado que aparece en pantalla para dar en la diana y marcharse sin aspavientos. La segunda es la madre del cordero, ya que nadie llora como Susan Sarandon. Qué capacidad la de esta mujer para emocionar al personal...

Si bien "El compromiso" es mejorable, no hay duda de que es una producción modesta y muy bien hecha, con un director que muestra personalidad al no tratar este tema como lo harían casi todos y unos actores que elevan una buena base. Francamente, no creo que haya nadie que pueda decir que no ha sacado algo de valor de esta película.