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Thriller. Acción. Cine negro
Un grupo de ladrones roba los fondos que una rica heredera tiene depositados en un banco. Pero, durante el atraco, uno de ellos resulta herido. El cabecilla de la banda debe enfrentarse al comisario Colemane, que es uno de sus mejores amigos. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2008
40 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimotercer y último largometraje de Jean-Pierre Melville (1917-1973). El guión, escrito por el realizador, desarrolla un argumento original del mismo. Se rueda en exteriores de París y Saint-Jean-de-Mont (Costa atlántica) y en los platós de Studios de Boulogne (Boulogne-Billancourt), con un presupuesto modesto. Producido por Robert Dorfmann para Corona Cinematografica y Paris Films, se estrena el 1-X-1972 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en Paris y en Saint-Jean-de-Mont entre el 23/XII/1971 y el 10/II/1972. La banda de Simón (Crenna), amigo del comisario Edouard Coleman (Delon), atraca una sucursal bancaria de una pequeña localidad turística de la costa atlántica. Posteriormente interceptan y sustraen una partida de droga (cocaína) en poder de una banda rival. Uno de los malhechores, Marc Albouis (Pousse), resulta herido de bala. Los otros dos asaltantes son Paul Weber (Cucciola) y Louis Costa (Conrad). Simón regenta, con la colaboración de Cathy (Deneuve), la sala de fiestas de noche “Simon’s”, de Paris. Es duro, codicioso, ambicioso y desconsiderado. El comisario Coleman es tan duro y frío como los malhechores.
El film suma acción, crimen organizado, policíaco y thriller. Desarrolla una narración austera, estilizada y depurada, exenta de adornos y de elementos superfluos. Busca la simplificación y la síntesis. Hace uso de elipsis, sobreentendidos y supuestos, que focalizan la atención en lo esencial del relato y le confieren sobriedad y ligereza. Presta minuciosa atención, como es costumbre en Melville, a la preparación y ejecución de las acciones del grupo criminal. El ritmo de la cinta es pausado.
Al realizador, le interesa, sobre todo, la exploración de la ambigüedad moral de los protagonistas y las equivalencias entre la policía y los atracadores. La lucha de la policía contra los criminales no se identifica con el enfrentamiento secular entre el bien y el mal. Los criminales son fríos, carecen de sentimientos, maltratan a quienes se cruzan en su camino, son sanguinarios y crueles. La policía, personificada en la figura del comisario Coleman, actúa de manera similar. Otros referentes temáticos del film son la exploración de las debilidades humanas, la preocupación por la muerte, la amistad masculina, la lucha entre el sentido del deber y los sentimientos de amistad, la tensión entre realidad y apariencias, la ambigüedad sexual (travestido enamorado del comisario). Los personajes dudan, sueñan, actúan y albergan miedos, frustraciones y esperanzas. Se comportan como seres humanos inmersos en una realidad cotidiana, ordinaria y corriente. Los diálogos son breves, escasos y casi lacónicos. El realizador muestra la atracción que siente por la tragedia. Destaca la secuencia del asalto a la oficina bancaria y el cruel interrogatorio (sólo insinuado) de Louis Costa. El film destila la gélida frialdad que anida en el espíritu de los criminales y de la policía.
La acción dramática tiene lugar en Paris y en Saint-Jean-de-Mont entre el 23/XII/1971 y el 10/II/1972. La banda de Simón (Crenna), amigo del comisario Edouard Coleman (Delon), atraca una sucursal bancaria de una pequeña localidad turística de la costa atlántica. Posteriormente interceptan y sustraen una partida de droga (cocaína) en poder de una banda rival. Uno de los malhechores, Marc Albouis (Pousse), resulta herido de bala. Los otros dos asaltantes son Paul Weber (Cucciola) y Louis Costa (Conrad). Simón regenta, con la colaboración de Cathy (Deneuve), la sala de fiestas de noche “Simon’s”, de Paris. Es duro, codicioso, ambicioso y desconsiderado. El comisario Coleman es tan duro y frío como los malhechores.
El film suma acción, crimen organizado, policíaco y thriller. Desarrolla una narración austera, estilizada y depurada, exenta de adornos y de elementos superfluos. Busca la simplificación y la síntesis. Hace uso de elipsis, sobreentendidos y supuestos, que focalizan la atención en lo esencial del relato y le confieren sobriedad y ligereza. Presta minuciosa atención, como es costumbre en Melville, a la preparación y ejecución de las acciones del grupo criminal. El ritmo de la cinta es pausado.
Al realizador, le interesa, sobre todo, la exploración de la ambigüedad moral de los protagonistas y las equivalencias entre la policía y los atracadores. La lucha de la policía contra los criminales no se identifica con el enfrentamiento secular entre el bien y el mal. Los criminales son fríos, carecen de sentimientos, maltratan a quienes se cruzan en su camino, son sanguinarios y crueles. La policía, personificada en la figura del comisario Coleman, actúa de manera similar. Otros referentes temáticos del film son la exploración de las debilidades humanas, la preocupación por la muerte, la amistad masculina, la lucha entre el sentido del deber y los sentimientos de amistad, la tensión entre realidad y apariencias, la ambigüedad sexual (travestido enamorado del comisario). Los personajes dudan, sueñan, actúan y albergan miedos, frustraciones y esperanzas. Se comportan como seres humanos inmersos en una realidad cotidiana, ordinaria y corriente. Los diálogos son breves, escasos y casi lacónicos. El realizador muestra la atracción que siente por la tragedia. Destaca la secuencia del asalto a la oficina bancaria y el cruel interrogatorio (sólo insinuado) de Louis Costa. El film destila la gélida frialdad que anida en el espíritu de los criminales y de la policía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Melville, considerado como uno de los precursores de la “nouvelle vague”, toma su apellido artístico del autor de “Moby Dick” (Herman Melville). Admirador del cine americano de los años 30, del que recibe gran influencia, se consagra en los años 60 como especialista del género policíaco y se erige en referente del cine negro francés.
La música, de Michael Colombier, aporta una partitura breve, que contiene fragmentos jazzísticos (de saxo y de piano solo), descriptivos (la desesperación de Cathy) y festivos (baile de fantasía del espectáculo del night club). Añade la canción “Cést ainsi que les choses arrivent”, con letra de Charles Aznavour y música de Colombier, a cargo de la vocalista Isabelle Aubert. La fotografía, de Walter Wottitz, mueve la cámara con diligencia y nervio, hace uso frecuente del zoom, busca los mejores encuadres y se sirve ocasionalmente de la cámara al hombro. Crea imágenes claras, de perfiles bien definidos y colores matizados. Se recrea en el rostro de Deneuve y en la descripción del travestido. El uso de maquetas resulta demasiado evidente en la secuencia del tren en marcha.
La música, de Michael Colombier, aporta una partitura breve, que contiene fragmentos jazzísticos (de saxo y de piano solo), descriptivos (la desesperación de Cathy) y festivos (baile de fantasía del espectáculo del night club). Añade la canción “Cést ainsi que les choses arrivent”, con letra de Charles Aznavour y música de Colombier, a cargo de la vocalista Isabelle Aubert. La fotografía, de Walter Wottitz, mueve la cámara con diligencia y nervio, hace uso frecuente del zoom, busca los mejores encuadres y se sirve ocasionalmente de la cámara al hombro. Crea imágenes claras, de perfiles bien definidos y colores matizados. Se recrea en el rostro de Deneuve y en la descripción del travestido. El uso de maquetas resulta demasiado evidente en la secuencia del tren en marcha.