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Voto de Miquel:
8
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Musical. Comedia. Romance
Monsieur Danglard contrata a Nini, una chica que trabaja en una lavandería, y a otras atractivas jóvenes para que se unan a su compañía de teatro. Danglard tiene previsto abrir un cabaret en París, el Moulin Rouge, donde la gran atracción será el cancán. A pesar de que tiene novio, Nini es seducida por Danglard, pero su principal admirador es el príncipe Alexandre. Tras 15 años de estancia en los Estados Unidos, "French Cancan" supone ... [+]
11 de abril de 2010
32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer film de la segunda etapa francesa de Jean Renoir (“La regla del juego”, 1939), que regresa a Francia en 1954 después de 15 años de ausencia a raíz de la IIGM. El guión, del propio Renoir, desarrolla una idea de André-Paul Antoine. Se rueda en los platós de Studio Francoeur (París). Producido por Louis Wipf (“Elena y los hombres”, 1956) para Franco London Films y Jolly Films, se estrena el 27-XII-1954 (Italia).
La acción dramática tiene lugar en París a lo largo de varios meses de 1888-89. Henri Danglard (Gabin) es un empresario del mundo del espectáculo que ha explotado el hipódromo de Saint Germain, el salón de baile “El jardín de París” y que actualmente es el propietario de la sala “El biombo chino”. En una salida nocturna con amigos advierte que podría tener éxito una sala de fiestas con espectáculos vibrantes, visualmente atractivos, de música alegre, jóvenes bailarinas y toques de erotismo. Henri es soltero, de mediana edad, le gusta la buena vida, gasta más de lo que permiten sus ingresos y se halla en una situación económica de permanente penuria. Cambia de pareja con frecuencia y no rechaza mezclar sus relaciones amorosas con los negocios. Sus amantes habitualmente se convierten en las primeras estrellas del espectáculo. En el presente quiere desligarse de Lola de Castro de la Fuente (Félix) para afianzar sus relaciones con la jovencísima lavandera Niní (Arnoul), mientras explora sus posibilidades con Esther (Piaff).
El film suma comedia, drama, musical y romance. Explica la historia que lleva a la creación e inauguración (1889) del teatro de variedades “Moulin Rouge”, en Montmartre. La historia que se cuenta es sencilla y liviana. Se centra en los devaneos, intrigas y conflictos amorosos de bailarinas y pretendientes. Dentro del film el argumento cumple una función clara y definida al servicio de los objetivos del realizador. Entre éstos, sobresalen la exaltación de la vida, la alegría de vivir, el placer, el hedonismo, la amistad, la libertad, etc. Propone una concepción de la vida basada en la alegría, la diversión, la fiesta, la comunicación con los amigos, el buen humor, la música, el baile, la canción y el amor. Habla del sexo, el adulterio y la infidelidad como prácticas inocentes, razonables y aceptables. Las envidias y los celos carecen de importancia en un mundo en el que abundan las oportunidades amorosas. La música y el baile tienen propiedades curativas: ayudan a desactivar los resentimientos y a resolver los problemas, animan los sentimientos positivos, acrecientan el amor y potencian la felicidad.
El rodaje del film en la primavera de 1954 sirve a Renoir para reunir a sus antiguos amigos, protagonistas corales del París de principios del XX. En la película intervienen, en entrañables cameos, Edith Piaff, Andreé Claveau, Mario Julliard, Jean Raymond, Cora Vaucaire, Patachou y otros.
La acción dramática tiene lugar en París a lo largo de varios meses de 1888-89. Henri Danglard (Gabin) es un empresario del mundo del espectáculo que ha explotado el hipódromo de Saint Germain, el salón de baile “El jardín de París” y que actualmente es el propietario de la sala “El biombo chino”. En una salida nocturna con amigos advierte que podría tener éxito una sala de fiestas con espectáculos vibrantes, visualmente atractivos, de música alegre, jóvenes bailarinas y toques de erotismo. Henri es soltero, de mediana edad, le gusta la buena vida, gasta más de lo que permiten sus ingresos y se halla en una situación económica de permanente penuria. Cambia de pareja con frecuencia y no rechaza mezclar sus relaciones amorosas con los negocios. Sus amantes habitualmente se convierten en las primeras estrellas del espectáculo. En el presente quiere desligarse de Lola de Castro de la Fuente (Félix) para afianzar sus relaciones con la jovencísima lavandera Niní (Arnoul), mientras explora sus posibilidades con Esther (Piaff).
El film suma comedia, drama, musical y romance. Explica la historia que lleva a la creación e inauguración (1889) del teatro de variedades “Moulin Rouge”, en Montmartre. La historia que se cuenta es sencilla y liviana. Se centra en los devaneos, intrigas y conflictos amorosos de bailarinas y pretendientes. Dentro del film el argumento cumple una función clara y definida al servicio de los objetivos del realizador. Entre éstos, sobresalen la exaltación de la vida, la alegría de vivir, el placer, el hedonismo, la amistad, la libertad, etc. Propone una concepción de la vida basada en la alegría, la diversión, la fiesta, la comunicación con los amigos, el buen humor, la música, el baile, la canción y el amor. Habla del sexo, el adulterio y la infidelidad como prácticas inocentes, razonables y aceptables. Las envidias y los celos carecen de importancia en un mundo en el que abundan las oportunidades amorosas. La música y el baile tienen propiedades curativas: ayudan a desactivar los resentimientos y a resolver los problemas, animan los sentimientos positivos, acrecientan el amor y potencian la felicidad.
El rodaje del film en la primavera de 1954 sirve a Renoir para reunir a sus antiguos amigos, protagonistas corales del París de principios del XX. En la película intervienen, en entrañables cameos, Edith Piaff, Andreé Claveau, Mario Julliard, Jean Raymond, Cora Vaucaire, Patachou y otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Renoir rinde homenaje a París, ciudad de la luz y el amor, y a sus gentes bulliciosas y sencillas. Homenajea al mundo del espectáculo, a la compleja pléyade de protagonistas, ayudantes, técnicos y a su público variopinto y popular, abierto a todos los que quieren hacer de la vida una experiencia feliz y gozosa. La película, según algunos especialistas, forma parte de la llamada trilogía del espectáculo de Renoir, junto a “La carrosse d’or” (1953) y “Elena y los hombres”. La cinta constituye la exteriorización de la alegría que siente Renoir por su regreso a París y por el reencuentro con los amigos de siempre.
No se puede obviar la referencia a las relaciones del film con la pintura de grandes maestros, como Toulouse-Lautrec, Monet, Manet, Degas y Pierre-Auguste Renoir (padre del realizador). El cromatismo del film es deudor de sus referentes pictóricos. Los tipos humanos que pueblan la acción se inspiran en los que inmortalizan en sus trabajos los pintores citados y sus seguidores. La atmósfera de los ensayos, las representaciones y la vida de los actores, gozosamente pletórica de deseo y erotismo, trata de reproducir la que anima los cuadros que nos dejaron los artistas que participaron en la vida despreocupada y bohemia del cambio de siglo parisino.
Para algunos, la obra es un mero trabajo comercial, cuyo interés radica sólo, o sobre todo, en el mérito de haber hecho posible el regreso a Europa del cineasta. En nuestra opinión, el film tiene otros méritos que fundamentan su interés intrínseco más allá de la espectacularidad magnífica (baile final de 8 minutos) que ofrece. En efecto, explica una concepción de la vida que refleja una época y formula propuestas de presente a favor de la libertad y la subjetividad, la subversión de los valores tradicionales y el cambio de costumbres sociales, que anticipan las posiciones que asume y generaliza la juventud de los años 60 y 70 del siglo pasado.
El creador del Moulin Rouge y del Olimpia, de París, es el catalán Josep Oller i Roca (1839-1922), nacido en Terrassa.
La banda sonora, de Georges van Parys (“París, bajos fondos”, Becker, 1952), crea momentos culminantes, que complementa con una ambientación musical de gran nivel. Se sirve de composiciones tan sugestivas como “Complainte de la butte”, “L’argent”, “Madame Arthur” y otras. Edith Piaff interpreta la magnífica canción “Petit souris”. La fotografía, de Michel Kelber “Calle Mayor”, Bardem, 1956), en color (technicolor), hace uso de un cromatismo brillante, de colores saturados, que crean pocas sombras y recortan las figuras. La cámara ofrece amplios encuadres generales, posiciones bien concertadas con la acción y un movimiento general preciso y variado. La película es entretenida, divertida, deliciosa y estimulante.
Bibliografia
- Christopher FAULKNER y Paul DUNCAN (ed.), “Jean Renoir”, Taschen ed., pág. 150-155, Colonia 2007.
- Augusto M. TORRES, “French Cancán”, ‘Cine mundial’, pág. 347, Madrid 2006.
No se puede obviar la referencia a las relaciones del film con la pintura de grandes maestros, como Toulouse-Lautrec, Monet, Manet, Degas y Pierre-Auguste Renoir (padre del realizador). El cromatismo del film es deudor de sus referentes pictóricos. Los tipos humanos que pueblan la acción se inspiran en los que inmortalizan en sus trabajos los pintores citados y sus seguidores. La atmósfera de los ensayos, las representaciones y la vida de los actores, gozosamente pletórica de deseo y erotismo, trata de reproducir la que anima los cuadros que nos dejaron los artistas que participaron en la vida despreocupada y bohemia del cambio de siglo parisino.
Para algunos, la obra es un mero trabajo comercial, cuyo interés radica sólo, o sobre todo, en el mérito de haber hecho posible el regreso a Europa del cineasta. En nuestra opinión, el film tiene otros méritos que fundamentan su interés intrínseco más allá de la espectacularidad magnífica (baile final de 8 minutos) que ofrece. En efecto, explica una concepción de la vida que refleja una época y formula propuestas de presente a favor de la libertad y la subjetividad, la subversión de los valores tradicionales y el cambio de costumbres sociales, que anticipan las posiciones que asume y generaliza la juventud de los años 60 y 70 del siglo pasado.
El creador del Moulin Rouge y del Olimpia, de París, es el catalán Josep Oller i Roca (1839-1922), nacido en Terrassa.
La banda sonora, de Georges van Parys (“París, bajos fondos”, Becker, 1952), crea momentos culminantes, que complementa con una ambientación musical de gran nivel. Se sirve de composiciones tan sugestivas como “Complainte de la butte”, “L’argent”, “Madame Arthur” y otras. Edith Piaff interpreta la magnífica canción “Petit souris”. La fotografía, de Michel Kelber “Calle Mayor”, Bardem, 1956), en color (technicolor), hace uso de un cromatismo brillante, de colores saturados, que crean pocas sombras y recortan las figuras. La cámara ofrece amplios encuadres generales, posiciones bien concertadas con la acción y un movimiento general preciso y variado. La película es entretenida, divertida, deliciosa y estimulante.
Bibliografia
- Christopher FAULKNER y Paul DUNCAN (ed.), “Jean Renoir”, Taschen ed., pág. 150-155, Colonia 2007.
- Augusto M. TORRES, “French Cancán”, ‘Cine mundial’, pág. 347, Madrid 2006.