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Voto de Miquel:
8
7.5
3,840
Comedia. Fantástico. Romance
Cuando muere a los 70 años, Henry Van Cleve va al Infierno, donde lo recibe un caballero bien vestido que le exige que confiese sus delitos. Henry comienza entonces a contar su historia: desde niño, su acaudalada familia le proporcionó todos los lujos y satisfizo todos sus caprichos. Siendo ya adulto, llevó una vida disipada, entregado a la bebida y a las mujeres. Pero su vida cambió radicalmente el día en que conoció a Martha Strabel, ... [+]
6 de mayo de 2010
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Penúltimo film que completa el realizador Ernest Lubitsch (1892-1947). El guión, de Samson Raphaelson, colaborador habitual de Lubitsch, adapta libremente la obra de teatro “Birthday” (1934), de Laszlo Bus-Fekete, también llamado Leslie Busch-Fekete. Se rueda íntegramente en los platós de Fox Studios. Es nominado a 3 Oscar (película, director y fotografía). Producido por Ernest Lubitsch para la Fox, se estrena el 11-VIII-1943 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en NYC a lo largo de 70 años (1872-1942) y brevemente en una mansión rústica de Kansas. Henry Van Cleve (Ameche), de 70 años, muere con mala conciencia por la vida desordenada que ha llevado. Le pesan sus devaneos de mujeriego, juerguista y calavera, y sus frecuentes infidelidades matrimoniales. Por ello se presenta espontáneamente en el vestíbulo del infierno, donde es recibido por un diablo vestido con corrección y elegancia, al que llaman Su Excelencia (Cregar). Le ruega que le cuente su vida para juzgar si merece o no la pena eterna. En el relato tienen papeles importantes su mujer Martha Strabel (Tierney), su padre Randolph (Calhern), su madre Bertha (Byington), su primo Albert (Joslyn) y su abuelo Hugo Van Cleve (Coburn). Henry es caballeroso, elegante, educado, cínico y vividor. Martha es atractiva, hermosa y cautivadora. Los padres son severos y estrictos. El abuelo Hugo es comprensivo, liberal y el mejor amigo de Henry. Albert es soso y presumido.
El film suma comedia, drama, fantasía y romance. Es un trabajo rico en sutilezas ingeniosas y ocurrentes. El humor visual predomina sobre el verbal, a diferencia de obras anteriores. El discurso es menos sofisticado que el habitual del realizador y más natural y espontáneo. El humor es más americano (referencia al humor neoyorquino) y el tono que emplea es más sosegado y natural. La comicidad no se presenta de modo torrencial, sino que se adapta a las característica de un relato destinado a la contemplación sosegada y tranquila de las cosas. Los lances de humor son menos evidentes, más silenciosos y más sutiles.
Los cambios no responden a decisiones caprichosas del realizador, sino a la necesidad objetiva de adaptar tonos, estilos y contenidos a una situación diferente, marcada por la incorporación del país a la IIGM (7-XII-1941). Pese al enorme esfuerzo de guerra que asume la población, el clima general que se vive en la calle es de honda preocupación. En 1942 y 1943 el conflicto se ve incierto y difícil. Es por ello por lo que Lubitsch administra su humor de modo más amable, menos corrosivo y menos hiriente. Trata de hacerlo compatible con una historia de buenos sentimientos e ideas abiertas y tolerantes, que ensanchan el espíritu y le trasmiten sensaciones de fuerza y capacidad de resistencia.
La acción dramática tiene lugar en NYC a lo largo de 70 años (1872-1942) y brevemente en una mansión rústica de Kansas. Henry Van Cleve (Ameche), de 70 años, muere con mala conciencia por la vida desordenada que ha llevado. Le pesan sus devaneos de mujeriego, juerguista y calavera, y sus frecuentes infidelidades matrimoniales. Por ello se presenta espontáneamente en el vestíbulo del infierno, donde es recibido por un diablo vestido con corrección y elegancia, al que llaman Su Excelencia (Cregar). Le ruega que le cuente su vida para juzgar si merece o no la pena eterna. En el relato tienen papeles importantes su mujer Martha Strabel (Tierney), su padre Randolph (Calhern), su madre Bertha (Byington), su primo Albert (Joslyn) y su abuelo Hugo Van Cleve (Coburn). Henry es caballeroso, elegante, educado, cínico y vividor. Martha es atractiva, hermosa y cautivadora. Los padres son severos y estrictos. El abuelo Hugo es comprensivo, liberal y el mejor amigo de Henry. Albert es soso y presumido.
El film suma comedia, drama, fantasía y romance. Es un trabajo rico en sutilezas ingeniosas y ocurrentes. El humor visual predomina sobre el verbal, a diferencia de obras anteriores. El discurso es menos sofisticado que el habitual del realizador y más natural y espontáneo. El humor es más americano (referencia al humor neoyorquino) y el tono que emplea es más sosegado y natural. La comicidad no se presenta de modo torrencial, sino que se adapta a las característica de un relato destinado a la contemplación sosegada y tranquila de las cosas. Los lances de humor son menos evidentes, más silenciosos y más sutiles.
Los cambios no responden a decisiones caprichosas del realizador, sino a la necesidad objetiva de adaptar tonos, estilos y contenidos a una situación diferente, marcada por la incorporación del país a la IIGM (7-XII-1941). Pese al enorme esfuerzo de guerra que asume la población, el clima general que se vive en la calle es de honda preocupación. En 1942 y 1943 el conflicto se ve incierto y difícil. Es por ello por lo que Lubitsch administra su humor de modo más amable, menos corrosivo y menos hiriente. Trata de hacerlo compatible con una historia de buenos sentimientos e ideas abiertas y tolerantes, que ensanchan el espíritu y le trasmiten sensaciones de fuerza y capacidad de resistencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las principales burlas se formulan como parodias del autoritarismo, la intransigencia, las restricciones a la libertad y personajes que encarnan la imagen del enemigo, como Herman Goering. Con frecuencia, la ironía se basa en observaciones entrañablemente domésticas (la cocina, el ama de casa, la conversación en la mesa, la disputa matrimonial...). Los golpes de humor se presentan en ocasiones como una cálida crítica familiar, en especial de las familias muy unidas con poco amor y escasa emoción. Mira con humor la arquitectura y la decoración del hogar (la casa que no cambia al ritmo de la ciudad, la gélida arquitectura a la manera de Le Corbusier y la decoración ultramoderna del vestíbulo del infierno). Extrae humor de la indulgencia que propone con la vida licenciosa y desordenada y de la censura condescendiente de la infidelidad conyugal. No falta el humor basado en el absurdo y el disparate, como la comparación que un personaje hace de sí mismo con un vestido.
Lubitsch vuelca en el relato, tal vez con mayor intensidad que en otras ocasiones, sus obsesiones de siempre sobre los mitos que le preocupan y fascinan, como el de don Juan, Fausto, Casanova, Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, la mujer como madre, la muerte con rostro de mujer (mito griego de Perséfone o romano de Proserpina), el de Caronte, barquero de los muertos, etc.
Pese a ser un film de lances más bien aislados y breves, presenta algunas escenas magníficas, como la de la librería, la clase de la tutora, la conversación durante el desayuno del domingo, la disputa matrimonial por una tira cómica, la puerta cerrada, etc..
Es el primer trabajo del realizador para la Fox, es uno de las tres films que recogen las mejores interpretaciones de Gene Tierney (“Laura”, “Que el cielo la juzgue”) y es el único que Lubitsch completa en color.
La banda sonora, de Alfred Newman, recoge una partitura de acompañamiento festiva e irónica, con toques dramáticos, surrealistas y de canto a la vida. Añade cortes tradicionales, del momento y tomados de la opereta de Franz Lehár “La viuda alegre”, llevada al cine (1934) por Lubitsch. El tema principal está tomado de la versión instrumental para orquesta que Alfred Newman ofrece de la bellísima melodía de “El vals de la viuda alegre”. La fotografía, de Edward Cronjager (“Espíritu de conquista”, Lang, 1941), envuelve las imágenes en un halo de irrealidad que se corresponde con la naturaleza de un relato que se narra desde el más allá. El predominio de los tonos grises y celestes y de los brillos refuerza las sensaciones de magia y sobrenaturalidad. Añade una breve y simpática secuencia de cabaret a cargo de las Ziegfeld Follies.
Referencias
- Guillermo BALMORI, “El diablo dijo no”, libreto del DVD, 32 pág., Notorious Ediciones, Madrid 2010.
- José M. CARREÑO, “El diablo dijo no”, ‘Antología crítica’, pág. 200-202, TyB ed., Madrid 2002.
Lubitsch vuelca en el relato, tal vez con mayor intensidad que en otras ocasiones, sus obsesiones de siempre sobre los mitos que le preocupan y fascinan, como el de don Juan, Fausto, Casanova, Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, la mujer como madre, la muerte con rostro de mujer (mito griego de Perséfone o romano de Proserpina), el de Caronte, barquero de los muertos, etc.
Pese a ser un film de lances más bien aislados y breves, presenta algunas escenas magníficas, como la de la librería, la clase de la tutora, la conversación durante el desayuno del domingo, la disputa matrimonial por una tira cómica, la puerta cerrada, etc..
Es el primer trabajo del realizador para la Fox, es uno de las tres films que recogen las mejores interpretaciones de Gene Tierney (“Laura”, “Que el cielo la juzgue”) y es el único que Lubitsch completa en color.
La banda sonora, de Alfred Newman, recoge una partitura de acompañamiento festiva e irónica, con toques dramáticos, surrealistas y de canto a la vida. Añade cortes tradicionales, del momento y tomados de la opereta de Franz Lehár “La viuda alegre”, llevada al cine (1934) por Lubitsch. El tema principal está tomado de la versión instrumental para orquesta que Alfred Newman ofrece de la bellísima melodía de “El vals de la viuda alegre”. La fotografía, de Edward Cronjager (“Espíritu de conquista”, Lang, 1941), envuelve las imágenes en un halo de irrealidad que se corresponde con la naturaleza de un relato que se narra desde el más allá. El predominio de los tonos grises y celestes y de los brillos refuerza las sensaciones de magia y sobrenaturalidad. Añade una breve y simpática secuencia de cabaret a cargo de las Ziegfeld Follies.
Referencias
- Guillermo BALMORI, “El diablo dijo no”, libreto del DVD, 32 pág., Notorious Ediciones, Madrid 2010.
- José M. CARREÑO, “El diablo dijo no”, ‘Antología crítica’, pág. 200-202, TyB ed., Madrid 2002.