Capítulo 3 de la temporada 2, ahí me planto.
Soy consciente de los tiempos en los que vivimos, y la sobredosis de contenido progre-woke que viene de Estados Unidos. Hasta ahora lo he aceptado siempre y cuando no contaminara demasiado la trama principal. Y aunque en la primera temporada había veces que esta serie rebasaba el límite que yo mismo había establecido, me lo tomaba con humor ya que bueno, es lo entretenido de la serie: un alienígena que retrata las contradicciones y ciertos aspectos absurdos de la humanidad. A la primera temporada le daría un 6, me pareció entretenida.
Pero lo que acabo de ver en el capítulo 3 de la 2ª temporada, rebasa con creces mi limite. ¡Que pobres mujeres las de las sociedades occidentales! La sociedad hetero-patriarcal les impone férreos modelos de belleza según los cuales al llegar a la pubertad el cuerpo de la mujer no está bien, y deben de modificarlo poniendo aquí y quitando allá (algo así dice en la serie una niña musulmana que siempre lleva puesto un hiyab, el cual no es un símbolo de opresión en absoluto, sino que empodera)... no como los hombres, que a veces nos lavamos los dientes. Los hombres o las infravaloramos, o las utilizamos, o las cosificamos, o las acosamos, o las maltratamos... es lo habitual en nuestra sociedad. Ah!, y la brecha salarial es lo normal, por supuesto. Las mujeres, que son muy competentes y eficientes en su trabajo, cobran la mitad que sus compañeros y jefes varones, que son muy limitaditos y están llenos de prejuicios.
Pues eso, que hasta aquí, que no veo ni un capítulo más de esta bazofia, y que ya está bien de vendernos que el camionero, minero, albañil o pescador (y todos esos sectores donde curiosamente no hay ni una demanda feminista de paridad) son los privilegiados de la sociedad, y que las que trabajan en mostradores, con ordenadores, y sentaditas en su oficina, son las oprimidas.