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Voto de floïd blue:
7
7.0
958
Drama. Romance
En el Londres de la posguerra, Mary Justin se encuentra con el universitario Steve Stratton, su verdadero amor desde la juventud. Pero ahora se encuentra casada con un rico financiero bastantes años mayor que ella, ya que optó por tener una vida segura y acomodada. Sin embargo, el encuentro reaviva viejas llamas. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2008
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frase que pronuncia el correctísimo Claude Rains con la que da en el clavo. Habría que añadir: Y más si hay sospechas por medio.
David Lean, especialista en películas de obras literarias emblemáticas, consigue una estupenda película a base de un triángulo amoroso.
Trevor Howard, perfecto para dar aires de seriedad, al que le tendré siempre encuadrado por sus papeles en El tercer hombre y Rebelión a bordo, inolvidable en esos personajes, interpreta aquí a un hombre enamorado de una mujer que no es la suya. Era difícil imaginarlo metido en un lío de faldas como éste que nos presenta Lean.
El otro vértice del triángulo es el magnífico Claude Rains (que fue profesor de Arte Dramático y dio clases al mismísimo Lawrence Olivier, fabuloso y elogiado en su papel del siniestro profesor Sebastian en Encadenados), realiza una actuación a lo grande, pletórico de forma y maneras, con una destreza absoluta en los movimientos ante las cámaras y de gestos.
La historia es que Mary, la mujer en cuestión, prefiere en su día casarse con un hombre de negocios (mayor) con influencia hasta en la política de altos vuelos, y vivir en una sociedad acomodada y poderosa, algo que por otro lado es lícito, a un más humilde aspirante a profesor pero de quien verdaderamente está enamorada.
A su marido le quiere de otra manera que tal vez para su esposo le es suficiente.
Hasta que llegan los encuentros en las bellas estampas de Suiza.
David Lean, especialista en películas de obras literarias emblemáticas, consigue una estupenda película a base de un triángulo amoroso.
Trevor Howard, perfecto para dar aires de seriedad, al que le tendré siempre encuadrado por sus papeles en El tercer hombre y Rebelión a bordo, inolvidable en esos personajes, interpreta aquí a un hombre enamorado de una mujer que no es la suya. Era difícil imaginarlo metido en un lío de faldas como éste que nos presenta Lean.
El otro vértice del triángulo es el magnífico Claude Rains (que fue profesor de Arte Dramático y dio clases al mismísimo Lawrence Olivier, fabuloso y elogiado en su papel del siniestro profesor Sebastian en Encadenados), realiza una actuación a lo grande, pletórico de forma y maneras, con una destreza absoluta en los movimientos ante las cámaras y de gestos.
La historia es que Mary, la mujer en cuestión, prefiere en su día casarse con un hombre de negocios (mayor) con influencia hasta en la política de altos vuelos, y vivir en una sociedad acomodada y poderosa, algo que por otro lado es lícito, a un más humilde aspirante a profesor pero de quien verdaderamente está enamorada.
A su marido le quiere de otra manera que tal vez para su esposo le es suficiente.
Hasta que llegan los encuentros en las bellas estampas de Suiza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El tiempo pasa en el matrimonio y empieza a hacer aguas por culpa del amante, lógicamente.
Buenos diálogos con frases estupendas como la de él a su mujer:
"Me quieres pero como a un perro, me eres fiel pero como a un sirviente... Podíamos haber vivido muy bien sino hubieras tenido al otro siempre presente".
La película tiene un desenlace para mí genial, digamos que atípico. Un final perfectamente tratado, llevado con una elegancia por Claude Rains asombrosa. Para aplaudir. Y sólo por el hecho que un hombre de esa clase y categoría se dignara a meterse en el metro se puede decir con seguridad, que lo que siente es auténtico.
Buena película.
Buenos diálogos con frases estupendas como la de él a su mujer:
"Me quieres pero como a un perro, me eres fiel pero como a un sirviente... Podíamos haber vivido muy bien sino hubieras tenido al otro siempre presente".
La película tiene un desenlace para mí genial, digamos que atípico. Un final perfectamente tratado, llevado con una elegancia por Claude Rains asombrosa. Para aplaudir. Y sólo por el hecho que un hombre de esa clase y categoría se dignara a meterse en el metro se puede decir con seguridad, que lo que siente es auténtico.
Buena película.