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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
8
Intriga. Thriller Tras la muerte de su hijo en un accidente de esquí, Dan Slater, un agente de la CIA, viaja a los Alpes austriacos. Debido a las inconsistentes explicaciones que le ofrecen las autoridades del país, Dan empieza a sospechar que pueda tratarse de un asesinato. Sus sospechas se van confirmando poco a poco: la muerte de su hijo forma parte de un sofisticado plan de los servicios secretos rusos para atraer al agente hasta Austria. (FILMAFFINITY) [+]
11 de marzo de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi doble en los Alpes constituye una de las mejores muestras del cine de espías de aquellos años y sobre la época de la Guerra Fría. Su carácter dinámico de telefilm es inmejorable.

Encontramos en esta película los aires propios del cine de espías. La participación de Britt Ekland, sex simbol number one por entonces (inolvidable su simpático papel posterior de Goodnight, con Roger Moore) es un atractivo que no puede uno dejar de señalar.

Lloyd Nolan, un jefe de la CIA, hombre enérgico colocado aposta en una silla de ruedas, casi con mala leche diríamos, imprime desde su puesto la tensión perfecta a las investigaciones personales de nuestro espía en los Alpes. El jefe tiene su complemento en el secretario, el típico personaje bisagra para relajar la acción, tanto que se duerme en el trabajo:
-Si quiere usted dormir, haberse apuntado a la Marina.

El popular Anton Diffring proporciona otro personaje con cariz, con personalidad, no está porque tiene que estar, ni mucho menos; es alguien importante en el Bloque y así lo vemos. Aporta credibilidad al espectador con sus razonados planes.

Yul Brynner hace un papel auténticamente acertado como agente de campo. El plan del Bloque enemigo es muy del gusto de aquellos tiempos: agentes duplicados. Un relato lineal, sin saltos ni flashback; pero sobre todo, y sin ser una película especialmente de acción en la que se prodiguen los tiros o las peleas, cuenta con un dinamismo increíble con la música de sintonizadores.

Los paisajes nevados en contraste con el calor de la gente en vacaciones disfrutando de esa enorme chimenea en el amplio salón. Todo el mundo esquiando, divirtiéndose y nuestro espía tratando de escapar. Esto son los contrastes verdaderamente atractivos que uno encuentra, muy de vez en cuando, en películas olvidadas como ésta que deben recuperarse urgentemente.

Se culpa mucho a que si son o no creíbles las secuencias cuando en este caso, la película ofrece mucho más que el simple hecho de desmerecerla porque algo pueda desentonar. Si el espía no fuera así, como es, duro, estricto y serio, como el rostro de Yul Brynner, no estaríamos hablando de Mi doble en los Alpes.
floïd blue
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