El empiece de la trama es impecable. Un hombre está ante una copa en el extremo de la barra mientras la orquesta toca al otro lado. Los clientes están a su rollo excepto ese hombre: Herbert Marshall, que parece ausente sin que nadie se fije en él. Sólo nosotros le vemos. Es evidente que sus sesos bullen con pensamientos muy lejanos.
Se va inmediatamente.
Por otro lado está Robert Taylor. Al señor Taylor le duele la cabeza. Viene de la guerra con tremendos dolores de cabeza. Básicamente son dos las razones por las que le duele la cabeza. Sus pensamientos también le hacen bullir la sesera.
Muro de tinieblas es un gran guion, una interesante trama llena de intriga perfectamente relatada con trasfondo psicológico.
Cine negro escueto de alta gama, sin tiros, sin giros asombrosos que te quitan el hipo, sin efectos digitales ni otras técnicas novedosas. Buen cine.