Para Glenn Ford que no le dejen en buen puerto es un contratiempo, pero si no es por las buenas será por las malas. Este es el arranque de una aventura en la selva con sus pájaros exóticos y los peligros de rigor: hormigas venenosas, cocodrilos, medios cocodrilos, peces tigre y lo acostumbrado.

No son las aventuras espectaculares con buenos efectos especiales pero arranca con gran romanticismo y de muy buenas maneras. Un barco y un destino: Honduras. A partir de ahí, una misión: Salvar la revolución, uno es romántico hasta la médula.

Lo que la convierte en un producto decente son unas actuaciones acertadas: galán duro, mujer atractiva y un grupo de forajidos de lo más valioso. Amenazas solapadas, recelos y un avance peligroso entre la selva. Está bien; aunque sea humilde como los patriotas hondureños. Soy fan de Glenn Ford, ya está.