La película no es en sí un drama. Es un film de polis como otros tantos en el que en vez de contar con un policía cabreado, en el ostracismo, borracho y separado, nos encontramos con un Michael Keaton interpretando muy acertadamente a un policía responsable, buen compañero y muy valorado en su comisaría.
Se nos narra la dura y peligrosa vida de la policía en la sociedad de hoy en la que el crimen está bien asentado y que salir indemne de un enfrentamiento es el principal objetivo: ¡Estamos vivos, seguimos vivos! Hasta que la responsabilidad aumenta y empiezas a ver que la falta de medios económicos es un gran lastre. Como persona que sabe lo que hay llega a cuestionarse lo siguiente: ¿el crimen es rentable?
La película no es un alarde de efectos especiales ni acción espectacular, pero tampoco es como para que pase inadvertida. Lleva un ritmo diferente, un guión diferente pero es correcta y agradable de ver; y como Michael Keaton siempre me ha caído bien y se parece a Caparrós, el que fue entrenador del Sevilla, CF. pues la pongo un notable.