Estas películas desenfadas tienen el punto fuerte de la pareja protagonista para conseguir un buen resultado. En este caso Charlie Sheen está en su salsa, como siempre, ni más ni menos, le ves igual que en Dos hombres y medio. El pivote central es Chris Tucker que basa su actuación en una incontinencia verbal que llega un momento en el que queda demasiado estridente, cansino; eso sí, hay que comprender que es su papel y para eso está ahí, para no callar. Pero Chris Tucker no es Eddie Murphy, al que te viene a la cabeza sin querer, y estar todo el rato diciendo: "Bésame el culo" y "Mueve el culo" no hace más gracia por mucho repetirlo. Hoy tenemos para estas comedias a Kevin Hart, que lo hace mejor, en mi modesta opinión, o Chris Rock.

De todas formas sigue siendo una película simpática, con escenas violentas pero sin perder el humor. Bien secundada por Paul Sorvino con su pinta de mafioso que tiene una secuencia buena pujando en la subasta de coches, y Heather Locklear, la guapa novia de Charlie que casualmente también parece salida de la serie Dos hombres y medio. No lo puedo evitar, esa serie marca.