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Voto de Blasfuemia:
9
7.6
12,807
Drama
Fernando Robles (Federico Luppi) es porteño, ya ha cumplido los sesenta y es profesor de literatura en la universidad. Enseña a enseñar. Lleva toda la vida casado con Liliana Rovira (Mercedes Sampietro), española, hija de catalanes, que trabaja como asistente social en barrios marginales de Buenos Aires. Se quieren, se respetan, son leales. Nunca se aburren estando juntos, les gusta estar solos. Se conocen profundamente, se aceptan, se ... [+]
21 de enero de 2007
108 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo una amiga que dice que los argentinos con tal de no estar callados acaban hablando por hablar incluso debajo del agua. En esta película hablan mucho. Pero todo lo que se habla es importante, es el sostén de este drama tan tierno como cercano. A veces incluso arrastra este exceso de conversaciones y reflexiones en voz alta como un ligero lastre, porque no da respiro y todo parece demasiado atado a las palabras. Este lastre lo salva la maravillosa actuación de Luppi y Sampietro (¿por qué en España se desaprovechan tan buenos actores y actrices que tenemos con películas que no se merecen?)
La belleza de esta película está precisamente en que lo que nos cuenta nos es cercano, reconocible (aunque no seamos argentinos). Lo que cuenta es la esencia de muchas personas, que quizás hemos dejado en el camino o que quizás aún buscamos o que tratamos de conservar casi como una lucha constante contra nosotros y el sistema.
La sencillez con la que se narra la historia, la "desnudez" de los sentimientos, valores, emociones del protagonista (Luppi) puede incluso llegar a incomodar a aquellos que han enterrado su propia esencia a costa de sumergirse en el día a día de una sociedad consumista y superficial que impide tanto pensar como (casi) sentir, reflexionar, cuestionar y hasta ilusionarse o mantener utopías, metidos en la vorágine de sobrevivir (sin más). Incomodará a aquellos que han renunciado a sí mismos para encontrar o mantener un lugar en el mundo (en el "mundo" más superficial y egoísta, pero más numeroso, fácil y poblado, eso sí)
Salud y larga vida a la lucidez
La belleza de esta película está precisamente en que lo que nos cuenta nos es cercano, reconocible (aunque no seamos argentinos). Lo que cuenta es la esencia de muchas personas, que quizás hemos dejado en el camino o que quizás aún buscamos o que tratamos de conservar casi como una lucha constante contra nosotros y el sistema.
La sencillez con la que se narra la historia, la "desnudez" de los sentimientos, valores, emociones del protagonista (Luppi) puede incluso llegar a incomodar a aquellos que han enterrado su propia esencia a costa de sumergirse en el día a día de una sociedad consumista y superficial que impide tanto pensar como (casi) sentir, reflexionar, cuestionar y hasta ilusionarse o mantener utopías, metidos en la vorágine de sobrevivir (sin más). Incomodará a aquellos que han renunciado a sí mismos para encontrar o mantener un lugar en el mundo (en el "mundo" más superficial y egoísta, pero más numeroso, fácil y poblado, eso sí)
Salud y larga vida a la lucidez
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La conversación de Luppi (junto con su amigo y abogado) con la bibliotecaria fue lo que me hizo recordar el comentario de mi amiga sobre los argentinos y su afán de "hablar y hablar". Porque al principio me pareció sorprendente y descontextualizada la conversación ¿quién mantiene esa conversación con un extraño-a?. Tan poco acostumbrados estamos a hablar, a conversar, que parece inapropiado hacerlo en esa situación. Pero el diálogo que mantienen se acaba convirtiendo (pese a que me pareció, inicialmente, muy forzado y "metido" con calzador) en una hermosa y sensible escena.