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Voto de Antonio Morales:
8
Drama El capitán Rockwell Torrey y el comandante Paul Eddington forman parte de un destacamento de la Marina americana cuya misión es responder al ataque perpetrado por los japoneses contra la base americana de Pearl Harbor. Torrey, enamorado de la enfermera Maggie Haynes, intenta mejorar la distante y tensa relación con su hijo Jeremiah, un joven oficial de la Marina. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2014
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otto Preminger es un cineasta poco valorado en mi opinión, sin embargo, durante un largo periodo, el autor de películas tan interesantes como “Laura”, “Cara de ángel”, “El hombre del brazo de oro”, “Anatomía de un asesinato” o ésta que nos ocupa entre otras, fue la punta de lanza de una concepción del cine que unió el clasicismo americano con la modernidad europea. Preminger es ante todo un analista, nos muestra hechos, no su opinión acerca de ellos. Somos nosotros quienes debemos sacar las conclusiones, juzgar y comprender. Como el de Fritz Lang, su estilo tiende a la desnudez más extremada a través de la búsqueda del trazo esencial, de la eliminación de todo detalle superfluo.

Esta película no sólo alude a Pearl Harbor, sino que se prolonga en las variantes de la lucha aeronaval en el Pacífico. Diríamos que el film va más allá del bombardeo que inicia la guerra contra los japoneses. El film desplaza su atención desde la actividad bélica para mostrarnos las intrigas políticas y humanas que tienen lugar en el Estado Mayor y en la vida cotidiana. La pugna entre los mandos, y el deseo de notoriedad militar y política. “Primera victoria” disecciona aspectos sociales y morales más profundamente de lo que aparenta, para ser una obra bélica. Una visión de la guerra más humana, pero sin dejar de ser épica, en cuanto a la figura de Rockwell Torrey (John Wayne) al mando de un nutrido y grandioso reparto.

“Primera victoria” arranca con un “travelling” memorable, tal vez uno de los mejores fragmentos jamás rodados por Preminger, con las gorras de los soldados acariciadas lateralmente por la cámara hasta encuadrar el escenario de la fiesta, en un esplendoroso blanco y negro en Panavisión, gran trabajo del operador Loyal Griggs. Con un estilo sobrio, de ahí la pureza del film, la perfección de sus líneas y encuadres, de su estructura, tanto en lo visual como en lo conceptual. De ahí también la emoción que despierta. Estupendos los títulos de crédito de Saul Bass, colaborador habitual en sus films. El montaje de George Tomasini, editor habitual de la última etapa de Hitchcock. Y la música del gran Jerry Goldsmith.

La obra de Preminger puede gustar más o menos, pero nunca deja indiferente. La crítica de izquierdas española le dio la espalda a esta película por haber puesto el cineasta toda su inteligencia al servicio de ideologías conservadoras y abdicar de sus planteamientos intelectuales en claro pronunciamiento por la mitología popular de actores y género. Afortunadamente, en mi opinión, el tiempo, ha corregido la miopía cultural e ideológica de algunos, para reconocer el mérito de esta obra. Por cierto, estúpidamente censurada en el estreno español, pues la versión en DVD tiene muchos fragmentos que no están doblados, y están subtitulados porque en su estreno español, esos fragmentos fueron amputados del original.
Antonio Morales
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