Cuando una película tiene dos “remakes” filmadas es distintas décadas, es porque la historia tiene valores que perduran y atraen al espectador, como el buen humor, la camaradería entre compañeros y el sacrificio altruista, que sólo puede arruinarlo un lio de faldas, pero más allá de adhesiones inquebrantables o hechos puntuales la historia pervive. La película de Ramón Torrado es una comedia dramática con desenlace previsible, una comedia de humor blanco, amable y sin malas intenciones que, ensalza las virtudes morales de la institución, la marina española y las peripecias de tres guardiamarinas inseparables que encarnaban tres de los mejores y más populares actores de la época: Fernando Fernán-Gómez, Jorge Mistral y Antonio Casal.

Con un brillante guión del propio escritor, José Luis Azcárraga Bustamante quien publicó la novela en 1947 durante su periodo como profesor de la Escuela Naval Militar de Marín, inspirada en la vida y anécdotas de los guardiamarinas que por allí pasaron. Con el beneplácito de la Escuela Naval de Marín, dando facilidades e infraestructura, el productor Cesáreo González se encariñó del proyecto y convenció al cineasta para filmarla. Los gags humorísticos está muy bien conseguidos gracias a la frescura y buenos comediantes como eran al menos Casal y Fernán-Gómez y el galán de entonces Jorge Mistral.

Rodada con los mejores técnicos del cine español, la fotografía del maestro Berenguer, los decorados de Enrique Alarcón, la música de García Leoz. Si admitimos que toda película deja algo singular para el recuerdo, en esta amable comedia militar, sería la máxima que recitan la trinca del botón de ancla: “Botón de ancla, botón de ancla, todos unidos, unidos todos, nos salvaremos de todos modos. Tira la bota, tira la chancla, botón de ancla, botón de ancla”. Película entrañable que no molesta ni aburre.