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Voto de Vivoleyendo:
6
Comedia Tras contraer matrimonio con Elena, de la que estaba muy enamorado, Alberto tiene que hacer de tripas corazón y acoger en la nueva casa familiar a su suegra y su cuñada. Alberto regenta con un amigo suyo una sociedad constructora, que le da más quebraderos de cabeza que beneficios. Pero lo que peor lleva es su nueva condición de casado. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tantos nombres en el apartado de la dirección y del guión y total, tampoco es para tanto esta comedia. Es una coproducción hispano-italiana de los cincuenta y se le notan una barbaridad los años. También es verdad que se puede salvar porque contiene una crítica bastante mordaz hacia el matrimonio tradicional y rancio de aquella época y que despierta la sonrisa en ocasiones, aunque por otro lado chirría y resulta muy pasada de moda.
Alberto (un calavera Alberto Sordi) acaba de casarse con Elena (guapísima Aurora Bautista), y ahora ambos descubren lo que es convivir como marido y mujer. Pronto se dan de bruces con la realidad y comienza un duelo de fuerzas y voluntades bien diferenciado según el sexo de quien lo capea, pues los roles de género son estrictos. Alberto es un bala inquieta que lo que menos pretende es pasarse las horas muertas escuchando los conciertos de cuerda de su mujer (ella es violonchelista) y las amigas de ésta, y cada vez que quiere conseguir algo se pone zalamero, mientras por detrás está deseando escaparse al partido del AS Roma contra el Lazio, o tiene que cerrar algún trato o camelarse a un comendador esquivo para conseguir que no quiebre su empresa constructora, una sociedad que mantiene con un amigo. Se ha endeudado hasta las cejas e ignora cómo podrá pagar la casa que está estrenando, pero eso no es todo. Su suegra y su cuñada amenazan con venirse a vivir con ellos y robarle la terracita de la planta alta en la que él ya estaba planeando ratos de sol y descanso, donde ellas piensan construir habitaciones. Por si eso no fuera bastante, la terraza ya tiene a más posibles inquilinos haciendo cola, pues la hermana de Alberto es otra gorrona que le pide dinero para esto o aquello, le endosa al inútil de su marido borrachín o le cuela a un tío senil.
Alberto se atontó por Elena y, como todos los tontos enamorados, se obcecó con los encantos de su bella novia y no leyó la letra pequeña del matrimonio.
Para Elena tampoco es un lecho de rosas, pero ella, como abnegada y obediente esposa, pero también lista, empleará sus armas femeninas para conducir al marido por donde le interesa. Por supuesto, se trata de una película antigua ya y la lucha de sexos no se produce en igualdad de condiciones. Ella siempre tendrá que ceder más terreno que él, porque así se entendía el matrimonio, y por desgracia se sigue entendiendo de ese modo, y aún mucho peor, en demasiados sitios. La esposa saldrá perdiendo más que el esposo y, mientras él puede protestar y despotricar cuanto le place, ella debe tragarse su orgullo.
Lo bueno es que, al ser una comedia ligera, nunca llegará la sangre al río, y por encima de tanto trasiego de madres, hermanas, suegras, cuñadas, cuñados y otros parientes, los negocios fallidos, las diferencias conyugales y las discusiones, Alberto y Elena son una divertida pareja de las que se quieren, probablemente, para toda la vida.
Vivoleyendo
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