El arranque es bastante bonito y peculiar. Un médico militar atiende un parto difícil, y su hijo Danny, de pocos años, ayuda a nacer a la pequeña Anna, pues sus manos de menor tamaño que las de un adulto son apropiadas para desenredar el cordón umbilical que se enrolla alrededor del cuello del bebé, que aún está en el útero. En el momento de ver el cuerpecito viscoso y palpitante al que acaba de salvar la vida, el niño sentencia: "Me casaré con ella". Sus ojitos serenos contemplan a la que él ya ha elegido como la mujer de sus sueños.
La vida dará vueltas, el niño crecerá y olvidará, aparentemente, aquella decisión que había sellado su futuro sin que lo supiera. Anna quedará como un recuerdo muy lejano, una hazaña de niñez que marca un halo especial en su memoria, pero que los años y la distancia han convertido apenas en una leve huella borrosa.
Hasta que las revueltas del destino vuelvan a cruzar sus caminos.
El reencuentro no va a ser una balsa de aceite. La numerosa familia de Anna despliega varias subtramas que envolverán a Danny, quien vuelve a sentir con fuerza la decisión que tomó veinticinco años antes.
Pero ellos ya no son niños... Y los adultos siempre se complican la vida.
Flojilla en sus pretensiones.