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Voto de maguffi:
8
7.8
14,175
13 de noviembre de 2007
117 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: ¡No te vayas!
Vienna: No me he movido.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias.muchas gracias.
Vienna: Como te he esperado, por qué has tardado tanto.
Es la declaración de amor más bella y maravillosa que yo haya visto jamás, con la rareza de encontrarlo en un western, con unos diálogos brillantes y redondos como casi en ninguna otro film, con una Vienna interpretada por Joan Crawford con una radicalidad y una altura absolutamente impresionante, la misma altura desde la que se enfrenta a un pelotón de linchamiento en una de las secuencias más magistrales de la historía del cine, con un Sterling Hayden, al que no se le hace la justicia que merece, pero que nos ha regalado unas interpretaciones majestuosas como en ésta, Atraco perfecto, o la Jungla de asfalto, aquí vuelve a encarnar a un pistolero cansado y de vuelta de todo que busca desesperadamente engancharse a la vida con la que parece será su última oportunidad.
Una banda sonora fascinante, con un tema principal inolvidable, con unos secundarios en estado de gracia, una decoración de interiores magistral, donde destaca de manera poderosísima la iluminación que parece que proviene directamente de los candelabros que adornan las paredes de piedra roja, que hacen que se acentue el carácter barroco de la película, porque tanto el amor, el odio y las pasiones se describen en términos absolutos.
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: ¡No te vayas!
Vienna: No me he movido.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias.muchas gracias.
Vienna: Como te he esperado, por qué has tardado tanto.
Es la declaración de amor más bella y maravillosa que yo haya visto jamás, con la rareza de encontrarlo en un western, con unos diálogos brillantes y redondos como casi en ninguna otro film, con una Vienna interpretada por Joan Crawford con una radicalidad y una altura absolutamente impresionante, la misma altura desde la que se enfrenta a un pelotón de linchamiento en una de las secuencias más magistrales de la historía del cine, con un Sterling Hayden, al que no se le hace la justicia que merece, pero que nos ha regalado unas interpretaciones majestuosas como en ésta, Atraco perfecto, o la Jungla de asfalto, aquí vuelve a encarnar a un pistolero cansado y de vuelta de todo que busca desesperadamente engancharse a la vida con la que parece será su última oportunidad.
Una banda sonora fascinante, con un tema principal inolvidable, con unos secundarios en estado de gracia, una decoración de interiores magistral, donde destaca de manera poderosísima la iluminación que parece que proviene directamente de los candelabros que adornan las paredes de piedra roja, que hacen que se acentue el carácter barroco de la película, porque tanto el amor, el odio y las pasiones se describen en términos absolutos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En definitiva, auténtica obra maestra, a la que no califico con un diez, porque creo que la primera parte es tan perfecta, tan inigualable, que para mí esta termina con el linchamiento y el incendio de salón (éste adquiere un papel fundamental en la película como si se tratara de un personaje más) y el reflejo rojo en la cara de Enma, que no sé si es, del propio incendio, del odio que siente, o del intenso que está sintiendo en esos momentos. De aquí hasta el final, siendo buena, no alcanza la inmensidad, la maestría, la magia, ni el estado de perfección absoluta que ha tenido hasta ese momento.