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España España · valencia
Voto de seiend:
6
Drama. Thriller El nigeriano Okwe (Chiwetel Ejiofor) es un inmigrante ilegal que trabaja en Londres como chófer de un minitaxi y como recepcionista en un hotel de mala reputación. Comparte apartamento con Senay (Tautou), una chica orgullosa que busca refugiados turcos. El delicado equilibrio de su vida se rompe, sin embargo, cuando hace un descubrimiento asombroso en una de las habitaciones del hotel. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2006
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena parte de la producción cinematográfica del director Stephen Frears tiene como fondo la ciudad de Londres y como protagonista a la clase trabajadora.

En esta ocasión el director abandona el tono de comedia habitual que caracteriza a sus películas de modesto presupuesto y nos ofrece un drama, aunque afortunadamente sin los pormenores de la tragedia y el exceso. Los protagonistas no son aquí, como en anteriores ocasiones, miembros de la clase trabajadora, sino esa cada vez más vasta población formada por los desheredados, los parias de nuestras sociedades industrializadas y modernas: los inmigrantes. Turcos, chinos, africanos, españoles, rusos son algunas de las nacionalidades que vemos representadas a través de sus protagonistas.

Y por medio de ellos, de sus miserias y avatares cotidianos, Stephen Frears desarrolla una película que tiene como hilo conductor el tráfico ilegal de órganos, aunque esto constituya tan solo uno de los motivos que conforman el argumento de la película. Pues, en efecto, se trata no tanto de mostrar las condiciones inhumanas y devastadoras en que viven diariamente estas personas (lo obvio), como la de denunciar una sociedad moderna y culta que permite y legitima este horror: en este caso, la de Londres, pudiendo ser cualquier otra ciudad occidental que forme parte de los países ricos.

No importa que sus protagonistas tengan o no estudios; ni tampoco importa mucho los motivos por los que huyeron de su país y se instalaron en Londres. Lo único que cuenta y vale ante los demás es su condición de inmigrantes. Solo cabe distinguir aquí entre ser inmigrante legal o ilegal. Y lo más siniestro de todo es que el inmigrante legal reproduce el modo de pensar y de actuar de la sociedad opulenta al ejercitar la violencia y la humillación sobre los ilegales, tanto en el trabajo como en la sexualidad. Los explotados sólo pueden redimirse de su situación de parias cuando se convierten en explotadores. He aquí la visión pesimista, sin solución, en lo tocante a la naturaleza humana, que Stepren Frears nos presenta en esta película. Una verdadera patada en el estómago al espectador bienpensante y una bofetada en la cara a tantos políticos y a sus falaces programas electorales en torno a esta cuestión.
seiend
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