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España España · Madrid
Voto de Servadac:
7
Drama Jacquot Demy es un niño de unos once años. Su padre tiene un taller mecánico y su madre es peluquera. Son felices y les gusta cantar y ver películas. Jacquot, fascinado por toda clase de espectáculos (teatro, cine, marionetas), compra una cámara para realizar su primer film amateur. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2010
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacquot de Nantes es silogismo escrito con el corazón de una mujer enamorada:

Agnès Varda ama a Jacques Demy.
Jacques Demy ama el cine.
Agnès Varda ama el cine de Demy.

La cinta ofrece una visión idealizada del protagonista y de su infancia. La guerra pasa de puntillas. La única verdad refugio es la del arte. Jacquot de Nantes es un itinerario personal contado en forma de poema sin aristas:

Habré de fabricar,
si no me gusta el mundo,
un mundo aparte.

Desde el inicio dialogan el color y el blanco y negro, la vida y la evasión. Ahí está el color de los teatros infantiles, de títeres y marionetas; el color de los paraguas de Cherburgo.

La peripecia es el aprendizaje del chaval. La técnica se aprende con paciencia. Cada pincelada es relevante en el oficio de hacer cine. Jacquot se aleja de los otros al ritmo en que se encierra en su universo de cartón y recortables. La fuga es hacia arriba. El estudio del chico se sitúa en el desván.

Las asperezas aparecen sottovoce y sin dar rienda a la sensiblería:

• Jacquot acude a visitar la tumba de su abuelo: Jacques Demy. Ver su propio nombre inscrito en una lápida lo asoma a la fragilidad de la existencia.
• Segunda guerra mundial. Un bombardeo. Todos acuden al refugio. No se ven temblores ni explosiones. Tampoco cuerpos mutilados. Demy nos cuenta que, desde aquel día, detesta la violencia.
• La vecina de Jacquot sueña con llegar a ser una gran bailarina. Él la ve asomada a la ventana; la adora desde abajo. Pasa el tiempo y queda encinta. Será madre soltera. Sin lágrimas se desvanece un ideal.

Sin lágrimas. Jacques Demy, derrotado por el VIH, murió en 1990. En 1991, se estrenó Jacquot de Nantes. No quisiera equivocarme, pero creo que no hay lágrimas en toda la película. Y sin embargo, está narrada desde el fin: la playa es inequívoca y el rostro frágil de Demy observa el objetivo con serenidad, sin melodrama.

Al acabar la proyección, advertimos que la cámara ha trazado un corazón de tiza con las iniciales J. D.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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