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España España · Madrid
Voto de Servadac:
5
Intriga. Thriller Cuando India Stoker (Mia Wasikowska), una adolescente, pierde a su padre (Dermot Mulroney) en un trágico accidente de coche el día en que cumple 18 años, su vida se hace añicos. Su impasible comportamiento oculta profundos sentimientos que sólo su padre comprendía. Su tío Charlie (Matthew Goode), cuya existencia desconocía, aparece por sorpresa en el funeral y decide quedarse una temporada en casa de India y de su inestable madre ... [+]
10 de mayo de 2013
225 de 289 usuarios han encontrado esta crítica útil
A orillas del río, el escorpión le dijo a la rana:

- Amiga rana, ¿podrías cruzarme a la otra orilla?
- De ningún modo. No quiero que me mate tu aguijón.
- ¡Eso es absurdo! Si te pico, yo mismo moriría ahogado.

Entonces, la rana accedió. Pero en mitad de la travesía notó un picotazo, y, al sentirse morir, le dijo a su asesino:

- ¿Por qué lo has hecho? ¿No te das cuenta de que ahora moriremos los dos?
- Lo siento, rana, no he podido evitarlo. Es mi naturaleza.

Esta es la célebre fábula del escorpión y la rana. Una pequeña historia que nos dice que cada uno está condenado a ser aquello que dicta su naturaleza. No podemos, por tanto, huir de lo que somos. La fábula ha sido utilizada innumerables veces (en cine y en televisión), desde 'Mr. Arkadin' (1955, Orson Welles) hasta la reciente 'Drive' (2011, Nicolas Winding Refn). 'Stoker' es, en el fondo, su enésimo avatar. Y es que Park Chan-wook nos habla en esta cinta de la naturaleza irremediable de los Stoker.

El apellido –Stoker– apunta a una familia de vampiros (recordemos que Bram Stoker es el padre literario del ilustre conde Drácula). Y, en efecto, no tardamos en intuir en India, la niña de la casa, cierta querencia por la sangre. Su apariencia, hosca y fría, inquieta ya desde el inicio. Tiene, además, un oído portentoso, que le permite escuchar conversaciones y ruidos alejados con una claridad paranormal. Ese don, junto a una araña que le ronda (y llega incluso a introducirse entre sus muslos), completan el retrato de la adolescente (una Spiderwoman adusta y misteriosa…).

Tras un prólogo lírico y evocador, que finalmente sabremos que es epílogo (y podrá tomarse como moraleja de la fábula), asistimos al entierro de Richard Stoker, el padre de la chica. Un personaje-enigma seductor se presenta en esa ceremonia. Se trata de Charles, hermano del difunto. Charles recuerda en su composición a Harry Powell, el reverendo interpretado por Robert Mitchum en 'La noche del cazador'. Como él, se erige en aparente salvador y está lleno de encanto, pero hay algo que perturba en su atractivo. Tiene un leitmotiv: "Stride la vampa!" (crepita la llama), la famosa aria de 'Il trovatore', de Giuseppe Verdi. Este recurso musical emparenta a Charles Stoker con Hans Beckert (Peter Lorre), protagonista de 'M, el vampiro de Düsseldorf', quien a menudo silba "En la gruta del rey de la montaña", de Edvard Grieg.

La pulcritud esteticista de la imagen y el sonido, la ambigüedad en la relación que se establece entre los personajes principales, la sensación de incertidumbre y de violencia a punto de estallar…, todo ello confiere al primer tramo de la cinta una atmósfera cargada y densa en clave de buen thriller psicológico.

Pero, cuando la realidad de Charles Stoker queda al descubierto, la atmósfera se viene abajo. Como ya sucediera en 'Drive', el punto de inflexión en que se pasa de la tensión latente a la violencia desencadenada, convierte a 'Stoker' en cine de Blockbuster.

El trabajo actoral es francamente heterogéneo. Mia Wasikowska (India) borda su papel. Matthew Goode (Richard Stoker) roza la parodia y abusa de las posturitas. A Nicole Kidman (Evelyn Stoker), el exceso de bótox le ha robado la expresividad (qué lástima de actriz, qué lejos su preciosa cara encantadora).

'Stoker' es el trabajo de un esteta. Ofrece morbo sexual y violencia gratuita. Es fácil suponer que gustará a los seguidores de Chan-wook. Pero la voluntad de paroxismo y goce estético en las escenas de violencia es excesiva. En Kim Ki-duk, la violencia punza y hace daño. Aquí, en cambio, la violencia sólo invita a masturbarse. Y eso, en arte, a mí no me convence.



[Texto publicado en cinemaadhoc.info]
Servadac
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