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España España · Madrid
Voto de Servadac:
1
Intriga. Drama. Western El cuerpo del príncipe heredero Kaspar Hauser, que había desaparecido misteriosamente de niño, aparece en algún lugar cerca de la costa de Cerdeña en 1828. Esta llegada pondrá patas arriba las vidas de una pequeña comunidad de cinco personas que habita la isla italiana. (FILMAFFINITY)
3 de diciembre de 2012
19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘La leggenda di Kaspar Hauser’ es una comedia del absurdo. O quiere serlo. Pretende ser graciosa, original, iconoclasta. Y sólo es aburrida. Se hace incómoda y eterna, como un tacto rectal o una colonoscopia.

Si te asomas a ella, encontrarás cutrez a espuertas y litros de surrealismo bobo –del otro, del inteligente, no hay ni rastro–. Una dirección sin pulso ni talento. Escenas alargadas hasta diluir cualquier amago de sonrisa –en el humor, el tempo es esencial–. Una fotografía en blanco y negro que no aporta nada. En fin, un canto al vídeo hortera de Youtube.

Encontrarás a una señora casi plana interpretando a Kaspar Hauser (un muchacho que parece una versión descafeinada de aquel Neng de Castefa que acompañaba a Buenafuente), a Vincent Gallo en un doble papel calamitoso, a un señor con bocio reclutado por un Javier Cárdenas cualquiera, a una jamona que recuerda con su baile a la Sabrina que, en tiempos, deleitó en la nochevieja rancia y patria con sus ubres ondulantes…

El Neng, Cárdenas, Sabrina… sólo me salen referencias de telebasura (más o menos felices, pero ninguna de ellas perdurable). Y es que Davide Manuli ha equivocado aquí el formato: para un sketch sí daba el material, pero una peli entera…

Me sabe mal no ser capaz de ver algo interesante en esta cinta: un plano, un personaje, un chiste o una idea. Un producto así no es exportable. No comprendo que se exhiba más allá del ámbito doméstico del director. Es increíble que el MiBAC (Ministero per i Beni e le Attività Culturali) haya puesto dinero para una cosa como ésta.

Si la ves, encontrarás que es un producto efímero e inane. La olvidarás tan pronto como salgas de la sala –su vacuidad, al menos, no causa daños permanentes–. Es sólo una humorada entre colegas.

Lamento ser tan negativo, pero lo gamberro no basta para hacer una obra digna.

No encontrarás en este bodrio un átomo de cine.



[Texto publicado en cinemaadhoc.info]
Servadac
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