Si en Four Rooms Tim Roth interpretaba a un sufrido botones, aquí el papel de chico para todo recae en Wilson Cleveland, sin embargo, el tono de esta miniserie se decanta más por la mezcla de drama y comedia, diferenciándola así de la torpe comicidad presente en la película de Tarantino y compañía.

La acción tiene lugar en una misma habitación de hotel, habitación por la que pasan un secuestrador (Brian Austin Green) y su víctima (Alexi Wasser), una mujer con terribles problemas de insomnio (Shannen Doherty) o un hombre a punto de casarse (Brandon Molale) y su padrino (Milo Ventimiglia). Todo ello contado a través de breves capítulos (siete en total) de entre cinco y diez minutos de duración.

Cada vez es más habitual que intérpretes más o menos conocidos se involucren en este tipo de producciones. Y es que, aunque parezca una obviedad volver a señalarlo a estas alturas, Internet ha cambiado la forma de consumo audiovisual y el trabajo que nos ocupa es buena muestra de ello. Se podría decir que, salvo algún momento puramente propagandístico (la serie predica las bondades de dormir bien), el resultado final es altamente recomendable gracias a su interesante elenco (a destacar la magnífica labor de Doherty, protagonista del último episodio) y a la acertada mezcla de géneros.