28 de marzo de 2011
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es probable que muchos espectadores se sientan víctimas de un engaño al ver esta película. Sin embargo, yo veo en ella justo lo contrario: un acto de desenmascaramiento del carácter de ficción, de engaño consentido por el espectador, que es el cine, la narración en general.
Lynch crea una trama llena de suspense y de personajes aparentemente bien construídos y luego él mismo la derrumba, nos hace conscientes de la manipulación de la que somos objeto cuando vemos una película...algo que a veces se nos olvida.
Aún siendo advertidos del engaño una y otra vez, insistimos en buscar el hilo narrativo, la verosimilitud. No la hay, o igual sí, pero eso es lo de menos. Lynch nos dice que todo esto es tan de mentira como la canción de la Llorona de L.A. que emociona a las ingenuas protagonistas. Y el telón nos dice bien claro que hemos asistido a una farsa. Tan buena que nos cuesta creer que sólo es eso y nada más (ni menos) que eso.
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