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El Salvador El Salvador · Klendathu
Voto de Especialista Mike:
3
Musical. Terror En Londres están ocurriendo unos sucesos muy extraños. Lucy Westenra, una dama de la alta sociedad, padece una enfermedad que sólo el doctor Van Helsing puede curar: ha sido mordida por un vampiro. Éste es el comienzo de la lucha entre Van Helsing, los pretendientes de Lucy y el seductor vampiro extranjero.
24 de agosto de 2011
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argumento aparte, lo llamativo de esta versión de “Dracula” es la forma en que está hecha: es ballet y es muda.

Sin embargo le falta algo, y ese algo es esencial.

Este "Dracula" está constreñido a las exigencias de la coreografía del ballet y del escenario teatral; pero no según las exigencias propias del lenguaje cinematográfico. Toda la fuerza y el hilo narrativo corre a cargo del ballet, pero no de la planificación, del montaje, de la angulación de la cámara, etc. La cámara apenas aporta la perspectiva dramática necesaria para narrar visualmente la acción. De hecho, da la sensación de que Maddin (el director) no sabe dónde colocar la cámara y que está perdido en el escenario, entre tanto bailarín correteando, desorientando al espectador con él.

No tengo nada en contra del ballet (al contrario). Pero la dirección de Maddin tampoco le hace justicia. El estilo visual apenas sobrepasa el de un videoclip. Muchos cortes para un mismo plano donde era necesario apreciar la coreografía en su continuidad. O el ralentí que enfatiza en exceso el ya de por sí teatral gesto del ballet.

El resultado es el de un anacronismo que no se puede justificar porque mimetice el cine mudo. Cierto que hay homenaje, especialmente al vanguardismo de los años 20 y 30. Pero de nuevo Maddin se queda corto. Si algo sabían los primeros cineastas fue articular un lenguaje visual –independizado del lenguaje teatral del cine más arcaico- y usarlo con imaginación.

Busby Berkeley también lo sabía y descubrió cómo jugar con la cámara para que esta formara parte coherente de la coreografía. Así nacieron los primeros musicales. Pero en este “Dracula” la sensación que queda es la de una cámara y una coreografía sin cohesión ni armonía: cada uno por su lado, Guy Maddin dirige y Mark Godden coreografea. No hay pies pero sí dos cabezas.

Este “Dracula” pasará a la historia como un experimento curioso, como un bicho raro. Hay mucho ballet y una hermosa fotografía. Pero le falta algo esencial. Y ese algo es cine.
Especialista Mike
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