Resulta insólito que quien mejor ha sabido recoger y plasmar el espíritu de Gene Rodenberry no pertenezca a la saga Star Trek, eso solo quiere decir una cosa: el mundo se ha vuelto loco y ahora lo dirigen gilipollas. Una pena.
The Orville me ha salvado de la profunda depresión que me había causado Star Trek Discovery, el producto más aberrante y degenerado que ha producido esta marca. MacFarlane ha conseguido algo extraordinariamente difícil; unir en un producto profundamente personal el estilo de la serie original con la tripulación de NG y la candidez de la serie de dibujos animados, y todo ello en tono francamente gamberro. Los guiones están bien escritos y recogen ideas de actualidad social y filosófica, siguiendo la línea del mejor Star Trek. El humor lo impregna todo, se ríe de todo y te arranca una risa o una sonrisa constantemente. La fotografía es luminosa e inspira un escenario optimista y despreocupado. Los efectos especiales están bastante bien, son suficientes, podrían estar más trabajados, pero entonces desvirtuarían el lenguaje cinematográfico de base. La interpretación es bastante buena y todos los personajes son coherentes y claramente identificables.
Es anómalo que una nueva serie de Star Trek comience con episodios tan bien escritos que cautiven desde el primer momento. The Orville lo ha conseguido.
Querido Seth, muchas gracias por este regalo que nos has hecho a todos los trekkies que habíamos perdido ya la esperanza de volver a disfrutar del espíritu de Star Trek. Gracias por salvarnos.

La verdad es que es una verdadera pena lo que han perpetrado con la herencia de Gene.

Tras ver el quinto capítulo de la serie mi impresión se confirma y empieza a convertirse en una opinión bastante firme, sobre todo después de ver un par de capítulos de esa aberración llamada After Trek, donde un presentador obeso y profundamente gilipollas entrevista a otros de su misma condición sin parar de decir tonterías entre risitas idiotas. Confirmado: una serie hecha por gilipollas para gilipollas. Seguro que tiene bastante éxito, ¡hay tantos! Lo más terrible es que en las entrevistas a actores de la serie, productores y guionistas, se ve que... ¡Cielos! ¡Todos son gilipollas!

Para empezar debo decir que estoy viéndolo en VO, tal como he visto todo el universo Star Trek, pues los doblajes me revuelven el estómago. Desde luego tenéis mérito los trekies que habéis conseguido llegar a sentir y disfrutar del espíritu de esta saga puesta en boca de voces impostadas. Os felicito. Pues bien, en versión original la interpretación sigue siendo totalmente increíble. Los actores, o mejor dicho, esa gente vestida en plan ST que aparece en la pantalla, da más bien la impresión de ester representando una obra de teatro colegial. Vamos, que son malísimos. Bueno, el capitán Lorca se salva. ese lo hace bien, pero es el único actor profesional del elenco. Los responsables del casting también deben ser profundamente gilipollas.

El guión, por otra parte, adolece de todo lo que necesita un argumento para interesar o entretener a un adulto. No es que no tenga profundidad, es que simplemente es una bobada para idiotas mal contada. Ahora resulta que la nave ya no funciona con cristales de dilithium, no, ahora es propulsada por una especie de pulga gigante con muy mala hostia a la que le enchufan unos cables ridículos con los que se conecta con una especie de hiperespacio hecho de hongos por el que se puede mover uno en un pispás. Vamos, demencial.

Luego, los Klingons, que ahora son mucho más feos y llevan unos trajes ridículos y unas uñas asquerosas. Aparentemente son fuertes y grandotes, pero se ve que no tienen ni media hostia, porque cualquier alfeñique los deja sin sentido con un par de tortas. ¡Qué disparate!

Eso sí, los efectos especiales están medio bien, y la entradilla de créditos me ha gustado, aunque la música no tiene ni de lejos la épica de ninguna de las series, o el encanto de Enterprise, para no hablar de la original, que no me la salto nunca, porque me encanta.

En cualquier caso, la verdad es que a lo que esta serie apunta es a un problema o condición mucho más grave y que procede del signo de los tiempos. Estamos en un momento histórico de auténtica decadencia y depresión de todas las formas de arte y pensamiento humano. Es el tiempo de las RRSS, el móvil, la superficialidad, la corrección política, y en general, la vida escrita e interpretada por gilipollas de cerebros resecos y vacíos. Lo dicho, una pena.

Soy un gran fan de la saga. He visto todos los capítulos de todas las series y todas las películas, varias veces. Han sido miles de horas en las que he disfrutado muchísimo; casi siempre. Pero hace ya algunos años he empezado a ponerme un poco nervioso con el rumbo que va tomando la marca ST. El desasosiego ya comenzó con las últimas películas, pero las dos últimas series; Discovery y ahora Picard, me han sumido en un profundo abatimiento. Son sencillamente terribles. Me he esforzado muchísimo por ver Discovery, pero nunca consigo acabar un capítulo, las arcadas no me lo permiten. Y ahora con Picard se me ha roto el corazón. ¡Dios mío qué desastre!

Sin presunción ¡Ya soy muy mayor para esas tonterías! Y solo con el ánimo de justificar mínimamente mi criterio, tengo que decir que provengo de una familia de cineastas, en la que hay un director genial, y hubo un guionista brillante y un productor honesto, ya fallecidos. Crecí y aprendí de cine con ellos. Además soy casi bilingüe y muy sensible a las inflexiones de los actores, así que lo he visto todo siempre en VO.

Pero esta crítica no va sobre mí, lo que pasa es que no sé por dónde empezar.

Quizás por el guión.
No es un problema de la historia que cuenta. Entiendo que cuando le presentaron la sinopsis al viejo Patrick, le gustara, pues tiene potencial. El problema es el tratamiento de las situaciones, o mejor dicho, su maltrato. Resulta evidente que se lo han encomendado a jovenzuelos deformados por la incultura superficial y la arrogancia de las redes sociales, lo cual inevitablemente conduce a la impostura, al cinismo y al desamor. Es el signo de los tiempos, el imperio de lo vanal. Consecuencia de todo ello es una colección de personajes vacíos de toda genuina cualidad humana que no hacen sino exponer el atormentado subconsciente de unas mentes enfermas atormentadas por su propia nadería. Vamos, el horror. No me extraña que al capitán de la nave le hagan aparecer leyendo la obra de Unamuno "El sentimiento trágico de la vida", aun cuando me juego mi alma inmortal a que ninguno de ellos la ha leído, y menos aún, entendido. Es el clásico postureo tan propio de esta generación. Eso tampoco es nuevo, también conocí en la mía intelectuales formados con las lecturas de contraportadas, pero nosotros, por lo menos, nos reíamos de ellos. Ahora ya no se les detecta y se les ríe las gracias.

No sé si os habéis dado cuenta de que en estas dos últimas series los elementos conductores de las historias son las mentes atormentadas de los personajes; enanos emocionales incapaces de gestionar los más simples contratiempos que la vida les pone por delante. ¡Qué interés puede tener semejante exposición de inmadurez! ¡Cómo se puede soportar tanta tontería! Yo no puedo. Patrick y Jeri, rescatados de grandes series, tampoco. Se les ve extraordinariamente incómodos en su papel; avergonzados, diría yo. Sobre todo Jeri, mi gran amor. Avejentados y deprimidos arrastran sus líneas como pueden, prisioneros de un guion absurdo e intrascendente, dando lo peor de sí mismos. Y si además los dirige el poco agraciado Jonathan Frakes, da lugar a esperpénticas interpretaciones en las que el montaje es incapaz de superar la incredulidad de los actores. Terrible.

Bueno, no sigo, que había empezado con buen ánimo y me estoy poniendo de mal humor. Así que, estáis advertidos. Si tras leer esta crítica veis algún capítulo y os gusta, pensad lo siguiente: hay alguien que os dice que algo está funcionando muy mal en vuestras mentes. No me creáis, simplemente, paraos os momento y preguntaos con honestidad si conocéis de verdad el significado del amor.

BUENO, YA HAN PASADO DOS SEMANAS DESDE QUE ESCRIBÍ LO DE ARRIBA.

Se me ha ocurrido meterme en IMDB y revisar las críticas de los usuarios de esta desgraciada serie, y lo que me ha sorprendido es que a pesar de que la mayor parte de la gente le da 1 o 2 puntos, y hace críticas debastadoras, como la mía, al final le han puesto un 8.
Básicamente, suscribo todas estas críticas.
https://www.imdb.com/title/tt8806524/reviews?sort=helpfulnessScore&dir=desc&ratingFilter=0
Creo que los que puntúan bien esta serie es gente joven que no conoce la ST de Rodenberry. El problema que tienen las nuevas producciones ST es que han revertido todo el universo estético y moral original, y desde luego, le han cambiado totalmente de estado de ánimo. Y, la verdad, es que eso me aterra, porque significa que ya estamos viviendo los tiempos oscuros que estos terribles guiones presentan.
¡Qué va a ser de nosotros!

TRAS VER EL EPISODIO 6

Ya no voy a ver nada más. esta serie simplemente da asco.
Aquí podéis ver la crítica de Stephen Kelly en el Guardia de hoy.

https://www.theguardian.com/culture/2020/mar/27/star-trek-picard-is-the-dark-reboot-that-boldly-goes-where-nobody-wanted-it-to

Antes de nada, y para que nadie se lleve a engaño, el argumento de la peli es una gilipollez, mil veces manida y torpemente resuelta. Pero, ¿por qué le he dado 8 estrellas?, pues porque a lo largo de la película me he visto un montón de veces diciendo: ¡Joder, qué bien hecha está! Y la verdad es que se trata de una cinta de espléndida factura, hecha a base de puro talento y un montón de imaginación, de las buenas. Si la historia, además, hubiera sido buena, el resultado habría sido una pasada, pero en los tiempos de gilipollez reinante, supongo que nos podemos dar con un ladrillo en los dientes y conformarnos con esto. He salido del cine de muy buen humor y lamentando no haber podido verla en 3D. Si se me ofrece la posibilidad, volveré a verla así.

Decir que los efectos especiales son espectaculares no hace realmente justicia a ese apartado de la película, pues esa es la vocación natural de ese recurso cinematográfico. La verdad es que se encuentran en una dimensión desconocida hasta ahora, promete pensar que nos estamos adentrando en un nuevo entorno del séptimo arte. Pronto se difuminará la barrera entre lo aparente y lo real, y aceptaremos con elegancia este nuevo ámbito, como ya hemos aprendido a hacerlo con la vida misma... o su apariencia.

Ciertamente, es una lástima que la película caiga constantemente en tanto vomitivo cliché, pero, ¡qué le vamos a hacer! En los tiempos que corren, insisto, lo que Luc Besson ha hecho es notable, como poco.

El sentido de esta crítica es evitaros decepciones y que sepáis por anticipado que la peli tiene buenos recursos para haceros disfrutar de ir al cine. No os la perdáis.