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España España · Madrid
Críticas de Kormac
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de agosto de 2010
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos, en mi opinión, ante una de las mejores series hechas para televisión de los últimos treinta años. No obstante, “Shogun” ha sido pasada por alto de forma algo injusta, dejada en un rincón, casi olvidada por el tiempo, sin que nos percatemos de la notable calidad que encierra y lo bien que ha envejecido.
Con una fotografía y unos decorados que quitan el sentido (lo mejor de toda la serie) Jerry London, basándose en el relato homónimo de James Clavell, nos ofrece la historia de John Blackthorne (Richard Chamberlain), un piloto inglés del siglo XVII que a bordo de su nave “Erasmus” naufraga en una de las costas de Japón junto a toda su tripulación. Allí el piloto tendrá que hacer frente y adaptarse a una cultura totalmente diferente de la europea, en la que el honor, la vida y la muerte caminan por terrenos distintos de los occidentales. En todo momento estará sometido a las vicisitudes de un férreo sistema feudal japonés, en cuya cúspide se encuentra Toranaga (Toshirô Mifune), un poderoso señor feudal con vistas a convertirse en shogun de todo Japón. Pero John Blackthorne no solamente tendrá que valérselas contra todo un elenco de samuráis ansiosos por cortarle la cabeza sino que también tendrá en contra a los jesuitas y a los portugueses que ya llevaban años comerciando e intentando cristianizar el país del sol naciente y que ven con malos ojos al recién llegado.
Curiosamente la novela en que se basa la serie está basada a su vez en hechos históricos. Parece ser que en el año 1600 un piloto inglés llamado William Adams naufragó en Japón y fue capturado por los samuráis del lugar. El personaje que interpreta Mifune, que en la serie y en la novela es Toranaga, como ya veíamos antes, es ni más ni menos que Tokugawa Ieyasu, un shogun real.

Tal y como decía al principio, tanto la recreación de las formas de vida del Japón del siglo XVII como la fotografía y los decorados son para quitarse el sombrero. En cada secuencia o plano se puede apreciar el tremendo mimo con que se ha organizado todo para la puesta en escena. Todo ello inundado por una formidable banda sonora del ya fallecido Maurice Jarre, compositor de numerosas bandas sonoras para películas inolvidables (Lawrence de Arabia, El Doctor Zhivago o Ghost entre otras muchas).
Por otra parte, en cuanto a interpretación, ésta tiene un nivel más que notable, a destacar el papel de Mifune con su severo rostro dando vida a Toranaga y el de John Rhys-Davies, que interpreta a Vasco Rodrigues, un piloto portugués de risa fácil y moral dudosa.

En definitiva, si quieres pasar unas horas agradables (nueve en total) viendo los devenires de un piloto inglés por el Japón del 1600 y quieres conocer la cultura, comportamientos y costumbres de los nipones de la época, adelante porque no te defraudará en absoluto.
Kormac
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10
3 de diciembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el comienzo de los tiempos, al ser humano le han acompañado un conjunto de sentimientos y pasiones que nos han dotado de nuestra personalidad como tales. Cada uno de nosotros manifestamos nuestros sentimientos y nuestra percepción de lo que nos rodea de diferente forma, cada cual distinta en función de las características psicológicas de cada individuo, sin embargo, entre todos los sentimientos, hay uno común y uniforme al que todos reaccionamos casi de la misma manera: el miedo.
El miedo nos ha perseguido desde siempre, siempre hemos tenido "miedo al miedo". El pánico y el terror hacia algo o alguien implica en algunas ocasiones la neutralización de la razón, la perdida de la cordura; el miedo nos obliga a actuar de forma instintiva, huyendo automáticamente del foco de nuestro temor.
Pues bien, "Alien, el octavo pasajero" es el reflejo de nuestro miedo primigenio llevado a la pantalla, de una forma que pocas películas han sabido hacer. Alien es de esas películas que te envuelven y, una vez sumergido en lo que el argumento intenta mostrarte, eres una victima mas (hablando metafóricamente claro) de su criatura.
Personalmente creo que es una obra maestra del cine de ciencia ficción y de terror, su quintaesencia, vamos.
Tanto la ambientación (el mejor aspecto de toda la película) del planeta como la del interior de la nave son absolutamente sublimes. Esa Nostromo sobrevolando la atmósfera del planeta y esos “pasajeros” caminando por una superficie dantesca, con esa nave “gigeriana” al fondo, son imágenes que no se me olvidarán jamás. Belleza pura, arte y saber hacer.
Por otra parte, como fiel admirador de Giger, la criatura, en mi opinión, es definitivamente el extraterrestre mejor diseñado de la historia del cine. Y es que la criatura es mucha criatura, un ser verdaderamente extraño, hostil y desconocido, cuya fisonomía es aún más inquietante. Cuando lo ves, y eso que se ve relativamente poco, no estas viendo a un “animal”, ves algo que te desconcierta, un ente peligroso del que no se sabe nada, un ser vivo asesino, frío y distante. Esto es lo que realmente da miedo, no que sea más alto o más bajo o que tenga más dientes que un tiburón. No se si me explico.
En fin, una película altamente recomendable, no ya porque de miedo o no, si no por admirar un film bien hecho y que llena. No defraudará a los amantes de la ciencia ficción y del terror.

En el espacio nadie puede oír tus gritos...
Kormac
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8
29 de julio de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película muy especial, y digo muy especial porque es un largometraje difícil de entender en su concepción global y en los mensajes que desea transmitir. Y es que los verdaderos mensajes a los que aludo no están en su superficie sino en su interior. Pero bueno, vayamos por partes.
Neil Jordan nos ofrece una historia basada en uno de los cuentos populares más famosos de todos los tiempos, el de Caperucita Roja, mediante el catalizador que supuso la ayuda y el consejo que recibió de la gran Ángela Carter y su obra “La Cámara Sangrienta”. Gracias a este coctail se consiguió un resultado sorprendente: una cinta en la que una de las cosas que más destaca es su absorbente ambientación onírica, surrealista y lejana, muy apropiada para reflejar un cuento de hadas.
La estructura de la película esta bien entrelazada; se nos presenta la historia de Rosaleen una jovencita que, mientras duerme en una plácida cama en una lujosa casa, tiene un extraño sueño en el que se ve reflejada su propia familia. Sin embargo, la acción se traslada al siglo XVIII, en una ubicación desconocida pero a la vez onírica, como ya digo, apareciendo ella en el papel de caperucita.
Mientras la historia principal transcurre se van intercalando pequeños relatos, cuentos que le narra su abuela y que dotan al film de un planteamiento bastante particular pero muy interesante, ayudan a reflejar los principales mensajes de la película y da fuerza al ritmo de la misma, sin hacerse esta monótona. Todas estas historias, incrustadas dentro de la trama principal, tienen un denominador común, los lobos.
Y es que el verdadero mensaje lo debemos hallar no en la historia principal sino en estos relatos a los que he aludido: tienen claros mensajes como el paso de la niñez a la adolescencia, la moral tradicional y el recto camino, la obediencia, las falsas apariencias, etc. Es un viaje a lo más profundo de nuestro yo interno en definitiva, a nuestros miedos y a nuestros prejuicios. Es una película que recomiendo para hacer un auto análisis de nuestra sociedad y de nosotros mismos.

Una cinta extraña que intenta explicar la mente de un ser extraño. Muy recomendable.

NOTA: 8.5
Kormac
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3
17 de noviembre de 2009
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La que pudo llegar a ser una gran película sobre la ya tan manida historia del caudillo/rey britano se quedó en un ejemplo más de lo que Hollywood es capaz de hacer por aumentar la recaudación: un potaje monumental.
Recuerdo cuando allá por el 2004 comencé a ver los carteles con Excalibur y ese lazo carmesí que la rodeaba anunciando la película. Me dije "Hombre, una nueva película del rey Arturo, esperemos que esté bien". Bueno pues, ni bien ni medio bien, más bien mal. Salí del cine diciéndome por qué puñetas hacen esto, por qué narices estropean un relato de tal calibre de esta forma.
Lo que en un principio nos vendían como "la verdadera historia del Rey Arturo" o como "el origen de la leyenda de Arturo" se convirtió (por lo menos para mi) en un insulto. Lo primero, engañan al personal diciéndonos que es la verdadera historia del susodicho. Y una leche que les han dado. Vamos a ver, si tanto presumen de su verosimilitud, ¿qué puñetas hace Lancelot en esta película? Conviene recordar que Lancelot, la figura literaria como tal, fue creada hacia el siglo XII-XIII y que se incluyó en el Ciclo Bretón de las novelas de caballería que estaban en auge en dichos siglos y subsiguientes. Entonces, ¿qué hace Lancelot en el siglo V? Lo primero que debían haber hecho es informarse algo mejor, porque aunque a la gente que va a verla, en su mayoría no caerán en esto, habrá otras tantas personas que sí caigan porque tengan un mínimo de cultura general.
Y siguiendo con Lancelot; sobra, pero de una manera radical, eso de que me lleve dos espadas y se flipe como se flipa con ellas cual Xena; vamos, aquí se nota el componente comercial al que me refiero de una forma tremenda.
Luego ese Merlín que me meten ahí... Vamos, lo meten porque qué vamos a hacer si no metemos a Merlín en nuestra película sobre el rey Arturo tan verosímil y tan guay. Un Merlín que no pinta una mierda, es una excusa vaga para el tema de los ataques de los pictos. Nada en esta película tiene pies ni cabeza, todo es una gran excusa para llegar al máximo público posible.

Si tuviera que valorar algo de la película sería la ambientación de la Britania tardorromana y céltica (bueno no hay mucho de esta última). Me parece que está muy conseguido y transmite ese ambiente de que un nuevo periodo histórico se está asomando. Y, por último, destacaría la soberbia y excelente banda sonora a cargo de Hans Zimmer. Simplemente excepcional, como todas las que hace.
Kormac
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