Estética Idol/adolescente parece buscar purificarse y deconstruirse. Ya antes hemos visto películas como Love & Pop (1998) o Bounce Ko Gals (1997) donde se muestra la desprotección del mundo adolescente y el modo en como se relacionan las victimas con sus victimarios (y siguen surgiendo películas con estas cuestiones). Con Daigo esta idea de desprotección la lleva a la mujer, a un arco más feminista si se fuerza, y desde una reprimenda más superficial en le mejor sentido, su sentido estético.

Si bien parece exagerado sugerir que los únicos lazos confiables, o en principio necesarios, para las mujeres son relacionarse con otras mujeres, puede parecer injusto al reforzarlo con presentar una bandada de tipos 'idiotas' que se validan en su estructura de poder entre sí. Como fuere, no deja de ser una hipótesis válida para contarnos una historia más allá de la veracidad de esta postura.

También, parece ser propio del director presentarnos historias simples que, por momentos, se enrarecen en el modo de representación, al límite de forzar la metáfora al punto de poner en riesgo el compromiso de realidad que tenemos con aquello que no es fantasía. Consigue momentos de drama y de diálogos muy buenos pero hay momentos donde parece que vemos una parodia con personajes sobreactuando enojo y rebeldía. Creo que este juego de mezclar la fantasía con el drama estuvo perfectamente orquestado en su película del año anterior a esta, llamada Wonderful World End.

Lo mejor: la estética agridulce, los momentos dramáticos y el modo en que está montada la linea temporal (nada original pero siempre agradable que cada tanto se ejercite); la presencia de Yû Aoi (excelente) y Mitsuki Takahata (un personaje algo border que se vuelve algo insoportable; aunque se redime en escenas finales junto a Yû Aoi).

Lo peor: la rebeldía que da vergüenza ajena.

Sin temor a equivocarme diría que los dos videos oficiales de Oomori Seiko, "Kimi Para Eiga."(https://youtu.be/-mvVmOdRlIY) y "Midnight Seijun Isei Kouyuu" (https://youtu.be/WdQ6wmap8U4 ), temas que forman parte fundamental de la banda sonora, son un excelente resumen argumental y estético para tener el clima de la película. Esto no quiere decir que haya constantemente música (no tiene ningún momento que se pueda llamar “musical” como se ha etiquetado), pero sé usa de una manera precisa, incluso los textos de la misma.

Es más, sobre etiquetas, le agregaría “fantasía” (como si se hizo IMDB); elemento a tener en cuenta para los que se predisponen demasiado a una película. Si bien la fantasía es poca, más bien tiene que ver con el modo inocente con el que se observa algunas situaciones. Esto no quiere decir que sea una película infantil.

Y dicho esto, lo siguiente: nada sobra. La historia es superficialmente sencilla, nada pretenciosa y hasta queda claro desde qué punto de vista es interpretada. Son chicas con una clara diferencia de edad con una relación de fan-Idol (Lolita) del tipo de idolatrías a pequeña escala (de aspirantes; o Chika Idol?), comunes en la cultura japonesa. Ambas coinciden en intentar tener una relación “pura”, sea del tipo que se sugiera. Es sutil, amena e inocente, pero no deja de lindar con lo que aparenta ‘incorrecto’ y cada uno sacará sus conclusiones. Aunque el final es claro sobre las intenciones de lo que nos quieren mostrar. Tal vez, el mundo ‘idol’ japonés tratado sutilmente y encarnado el mánager, interpretado excelentemente por Gô Rijû, lleno de ambigüedades, perverciones y machismo, trasforman esta relación, por contraste, en algo prístino cuando en realidad es una relación simplemente sincera y lógica.

Siguiendo con las actuaciones: son creíbles, incluso en momentos donde aparecen obsesiones o exageraciones (o hechos/fantasías desde un punto de vista inocente). Hasta hace olvidarnos de la presencia de Ai Hashimoto, siendo la más conocida, comprando completamente el personaje que interpreta y contiene muy bien a la joven Jun Aonami que, para este papel de tímida, es más que correcta. Luego, las contradicciones del personaje de Yû Inaba que encarna actitudes como presencia de lo varonil está muy bien también y se le otorga un final merecido.

Lo mejor: la música; las miradas de las protagonistas y las escenas en el parque.

Lo peor: nada, si nos atenemos a las pretensiones de la película.