No entiendo de ninguna manera cómo los 1.639 «sabios» críticos de no sabemos dónde han podido elegir esta película como la mejor de la historia. ¡Qué barbaridad! ¡Qué disparate! La película no tiene nada. Después de dos horas ya estás deseando que se acabe, y lamentablemente queda más de una hora en ese momento. Inexplicablemente larga, las escenas repetidas del ascensor, de la comida y de otras tareas no son más que una lectura existencial del absurdo. Ahí se explica la largura, porque a través del excesivo metraje se quiere reflejar el hastío vital, la monotonía de los días, la repetición de las cosas, la poca ilusión por vivir... El pretendido feminismo de esta película, ¿se debe a que el personaje principal es una mujer? Más que feminista, es una película existencialista, pero, ojo, un existencialismo de los años 70, es decir, trasnochado, como de los nietos de Sartre, de los que lo leyeron después del 68. El largometraje -nunca mejor dicho- se plantea como una protesta contra el sistema, pero no desde el punto de vista de la mujer, sino desde el existencial del ser humano.

El hiperrealismo es francamente deficiente, ya que el hiperrealismo en cine siempre es deficiente si no se adereza con ficción. Una película no es una pintura. Estar varios minutos viendo cómo amasa la carne picada de las albóndigas no posee ningún resultado o efecto si no tiene alguna finalidad en la historia. ¿O es la náusea sartreana la que le entra mientras las amasa? El realismo, ya se sabe, es la herramienta que más desajusta la realidad, con sus pretensiones de objetividad.

Hay también una crítica al pensamiento burgués y pequeñoburgués -Francia es exactamente eso- y Jeanne Dielman es una transgresora de ese pensamiento y ese sistema, pero no se siente en ningún momento que el sistema la oprima por ser prostituta, sino por ser persona, individuo de una sociedad capitalista... A lo que se dedica, la prostitución, es para mantener a su hijo, para mantener su estatus (aunque modesto), o simplemente por «épater le bourgeois», ya que en ningún momento parece que se siente obligada a ello... recomiendo en ese sentido «Les amants» (1958), de Louis Malle, como un vivo ejemplo de provocación al sistema y el pensamiento burgués... una obra maestra. En cambio, Jeanne Dielman trata de vivir corrientemente, de una manera humilde, pero no forzada a prostituirse. De otro modo, ¿qué la obliga a vivir como vive? La opción de prostituirse no es la última de su vida, y el repentino e inesperado final es absolutamente disparatado. ¿Dejará ahora a su hijo solo, si ella entra en la cárcel? ¿O qué piensa hacer, huir? El final es decididamente sinsentido, porque la monotonía que le induce a ello no lo justifica de ningún modo... Y si hace lo que hace para proteger a su hijo, se diría que algo no encaja en la historia.

Más bien se observa que hay una propuesta de tesis previa, es decir, tras la provocación al burgués y la transgresión que supone que una prostituta haga su vida normal como vecina normal de cualquier barrio normal, y aparentemente sea una persona normal, se esconde el divertimento de una directora-guionista de clase alta que pretende dejar atónito al espectador, eminentemente burgués o pequeñoburgués, biempensante de la época. Pero desgraciadamente la obra se queda en nada, en mero capricho y más en experimento fílmico carente de base o crítica. Tres horas y cuarto de una película que no volveré a ver jamás. Completamente desaconsejable. Un truño con todas sus letras. En mi lista no estaría ni entre las 1.000 primeras. En los años 70 hay cine experimental de mucha calidad, como Rafael Corkidi y su «Pafnucio Santo» (1977), por poner solo un ejemplo destacado. En fin. ¡¡Valientes 1.639 críticos de cine, programadores, profesionales del cine y académicos de todo el mundo!! Y valiente revista cinéfila «Sight & Sound». Ja, ja, ja.

Creo que es de lo mejor de Eisenstein, al menos de su ciclo épico. Mientras que "Iván el Terrible" quedó demasiado hierático y encorsetado, esta película tiene todas las trazas de un gran clásico. Por no hablar del guiño o advertencia a los alemanes, que deberían haber visto esta película antes de la invasión...
Si de su época muda "El acorazado Potemkin" es la mejor, al menos la más emblemática e importante, por su significación y dinamismo (aunque haya otros títulos también muy destacados); de su época sonora esta sin duda no solo es la mejor de él, sino una película que ha influido mucho en el cine posterior. La influencia, señalada por la crítica para "Conan, el bárbaro", es innegable. Los personajes de Rexor o Thorgrim (en el clásico de 1982), por ejemplo, sus peinados o cascos, entre otros detalles fácilmente apreciables, además de la importancia de la música. En fin. ¡Una maravilla de película!

Una película fallida. No empieza mal, y en algunos momentos presenta cierto interés, pero demasiado desigual, eternamente larga y lamentablemente aburrida. El hecho de que sea tan larga hace que al final la valoremos peor. Si hubiera sido más corta, aunque desigual, no se habría notado tanto. Pero con tantos minutos, al final se te atraganta y acabas hastiado. Una pena. Hay algunos temas que se podrían haber resumido y, en vez de un metraje tan extenso, haber realizado una película más corta. Uno no tiene ya tanto tiempo para perderlo viendo escenas sin sentido, no logradas e inexplicablemente absurdas atropellándose, porque esta película es eso, un batiburrillo de ideas -muchos lugares comunes- sobre la mexicanidad que, en ocasiones, da pudor, vergüenza ajena y cansa. Incluso para los que no somos mexicanos pero amamos el país: a pesar de esos ciertos destellos, como he señalado al principio... Aunque es más el desequilibrio que otra cosa lo que te echa para atrás. Se nota mucho, por cierto, pero para mal, la influencia del maestro Rafael Corkidi, pues para hacer lo que hacía Corkidi hay que saber hacer cine experimental y tener ideas. González Iñárritu obviamente tiene otras virtudes. Lo demostró en «Birdman» y «El renacido», dos cintas magistrales... Sin embargo, aquí no.

He de recordar que me decepcionaron «21 gramos» y «Babel», pero por otras razones. A esta última le dediqué una crítica. No sé si a este nivel de directores tan famosos y multipremiados, que han ganado dos veces el Óscar, deben lanzar películas cada poco tiempo solo por estar en el candelero, y continuamente demostrar algo. Si esperamos que todas sus realizaciones sean obras maestras. Si se les exige que así sean. Desde luego González Iñárritu no lo demuestra en esta. En esta película no hay ideas, las pocas ideas interesantes ya estaban en «Pafnucio Santo», «Deseos» u otras, de Corkidi, y lo demás es un refrito, incluido el final del personaje. Un erial y, como dije, una pena.

Fritz Lang, del que soy fervoroso devoto, no tiene muchas películas como esta. El papel de Barbara Stanwyck es uno de los mejores papeles femeninos que he visto. Realmente complejo, realmente importante para la época,1952, y realmente interesante. Ella está magistral, y es que se trata de uno de los papeles femeninos mejores, por todo lo que aporta al imaginario colectivo, y lo que se estaba cociendo en EE. UU., en Occidente, a inicios de los años 50. Tanto por lo que hace como por lo que no, tanto por lo que quiere como por lo que se reprime. Haría falta un comentario amplio de los secundarios, pero es que el protagonismo de Stanwyck va adquiriendo relevancia a media que la película avanza. Los últimos cuarenta minutos nos llevan a un crescendo que realmente atrapa al espectador. En ese sentido, el tempo de la película, que va ganando interés a media que esta va sucediendo, es inmejorable. Pocas películas pueden presumir de eso, porque muchas ya se sabe de qué va a ir la cosa. Sin embargo, en esta no. Así que un 10. Estoy muy impresionado por esta película, y la recomiendo vivamente. Se trata de un debate muy profundo, el del papel de la mujer en la sociedad contemporánea. Y está tratado con maestría.

La peor película de Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence sin duda. Son de mis actores favoritos, pero esta vez sus papeles están sobreactuados, él peor que ella, desde luego. Una pena. En teoría, debería ser una estupenda película, con una crítica al sistema que cala en el espectador (tonto hasta cierto punto), que se ve reflejado en su propio fango, pero al final se convierte en una historia de buenos y malos clásica: los malos los políticos y los magnates (corruptos), los buenos la gente de a pie, encarnada en esa clase media con su casita y cocina con todos los electrodomésticos en la que se reúnen para hablar de cualquier cosa y dar gracias a Dios por los alimentos que vamos a compartir, bebiendo su vino cómodamente y hablando de banalidades. ¿Ser catedrático de astronomía entra también en la sátira? ¿También los catedráticos de astronomía son idiotas? Además, ¿todos se drogan y son frívolos? Hay una simplificación muy tendenciosa, y eso le quita veracidad al discurso crítico... No digo que la película no tenga buenas intenciones, sino que estas no llegan a ningún sitio, no se cumplen, y se quedan en papel mojado, por reduccionista. La denuncia de los mass media y la estupidez actual, sin embargo, no basta para hacer una película. Una película es algo más. Por el contrario, el ejercicio de publicidad de los mismos actores, imbuidos de buenismo (nosotros somos los buenos, los políticos y los megaempresarios multimillonarios los malos) es absolutamente cínico y falso, una mixtificación. Ojo, y no es que no comparta la crítica a Bill Gates (o Steve Jobs), o a Trump, claro que la comparto, sino que no funciona narrativamente. Me ha decepcionado profundamente.