Para quienes de jóvenes leímos la historia de Ana Frank y tenemos frescas en la mente la descripción que ésta hizo de su estancia en la Casa de Atrás, esta adaptación es sin duda la más fiel de las que he visto, tanto en la caracterización de los actores como en la recreación del lugar donde sucedieron los hechos. No creo que lo hayan rodado en la verdadera casa, pero cierto es que han calcado al milímetro cada estancia de la original, lugar que tuve ocasión de visitar cuando estuve en Amsterdam. Los detalles no pueden estar más cuidados, del primero al último. Los personajes, además de asemejarse físicamente a los reales, están muy bien retratados. Se describen a la perfección tanto la difícil relación de Ana con su madre como el amor incondicional que sentía por su padre, así como sus diferencias con su tímida hermana Margot, su especial relación con el joven Peter y sus afinidades y conflictos (sobre todo esto último) con el resto de habitantes. Su compleja personalidad queda muy bien plasmada y también la del todos los demás. Eso sí, la historia se limita exclusivamente al tiempo que pasaron encerrados, dejando aparte los primeros tiempos del diario, escritos en libertad, y lo que fue de su vida después, lo que podemos leer en la biografía escrita por Carol Anne Lee. Un retrato dramático y a su vez realista de una historia fundamental en la literatura y la historia recientes.

El amor y la razón de nuevo enfrentados en esta película. Dos personas maduras, encauzadas en unas vidas con todos los ingredientes para aportarles felicidad y bienestar, ven cómo todo pierde su sentido al encontrarse casualmente en un tren. ¿Por qué nos enamoramos? Eso nadie lo sabe. Pero lo cierto es que es el sentimiento con mayor fuerza y contra el que nos resulta imposible luchar, aun previendo que puede conducirnos al desastre. Para mi gusto, esta película tiene todos los ingredientes para emocionar al espectador. Y las magníficas interpretaciones de sus dos protagonistas (así como las del resto de actores) la hace aún más creíble y emotiva. Sin ser en absoluto una película empalagosa, es la mejor de su género. Preciosa película que vale la pena ver.

Esto no es una película, carece de personajes -no están ni mínimamente dibujados-, no tiene guión -no tiene pies ni cabeza, es como ver lo grabado por una cámara de seguridad lleno de imágenes inconexas-, no hay ninguna coherencia en lo que se cuenta -si se puede decir que se cuenta algo- ni en su desarrollo -no saben qué es eso- ni en su final, tan ridículo como el resto de la cinta o aún más. Sales pensando que has tirado el dinero, que has visto una estupidez como un piano en la que ni siquiera los aceptables efectos especiales consuelan. No sabes para qué estaban ahí, así que... ¿qué sentido tienen? Y eso por no hablar de la cara de tonta que tiene la protagonista. Cada primer plano suyo es otro sufrimiento más. UN VERDADERO ASCO. Quizá lo peor que he visto en mi vida. Y sí, por favor, como decía alguien en otra crítica, AÑADAN EL CERO. En ocasiones así, es absolutamente imprescindible.