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Críticas de Diego Nasarre
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
4
4 de octubre de 2014
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film fue concebido y filmado a la americana, es decir, se dotó de importantes medios y se proyectó con una finalidad precisa; la de popularizar el postulado y los donativos en favor de la Cruz Roja, al tiempo que se pretendía demostrar la generosidad del público español, rompiendo así la imagen de país arruinado.

Al objeto de asegurarse los resultados deseados, se recurrió al empleo de fotografía en color, de música y letras pegadizas, y a un elenco de actores y actrices muy populares, junto a la incorporación de dos bellas actrices foráneas como Katia Loritz y Mabel Karr, ésta última precisamente debutaría en España con este trabajo. Para reforzar el grupo de actores se recurrió incluso a Ricardo Zamora, hijo del mítico futbolista del mismo nombre y por entonces también guardameta profesional.

En cualquier caso constituyó un enorme éxito popular y de taquilla, sin duda ayudado por el carácter casi coral del film y por la presencia de cuatro guapas y modernas protagonistas principales, visibles en el florido color de la fotografía y partícipes de algunas escenas muy inocentes pero algo aperturistas para la época. No obstante, la película ha envejecido considerablemente, a lo que ha ayudado un argumento muy ligero y previsible así como el tratarse de una producción coyuntural que pretendía mostrar una imagen de prosperidad de la sociedad española y de modernidad del régimen.
Diego Nasarre
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7
31 de agosto de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena recreación del escenario bélico en el desierto norteafricano durante la segunda guerra mundial.

Con todo el lujo de las cuidadas producciones del Reino Unido en los años cuarenta y cincuenta, la película constituye una glorificación, muy humanizada, de los comandos británicos y, como no, de la cooperación entre clases sociales.

No hay peros en cuanto a la fotografía, banda sonora (obra de Clifton Parker, grabada por la Sinfónica de Londres), ambientación (original en Libia, aunque los alemanes usan vehículos norteamericanos, lo que constituye la única licencia del film), o respecto a las magníficas actuaciones. No obstante, la producción se resiente al reproducir el falso mensaje de la propaganda, es decir que no era el eje si no los británicos los que peleaban en inferioridad de condiciones.

Ni que decir tiene que en el año de producción el imperio británico todavía era una potencia y andaba aún metida en conflictos, en cuya participación los famosos comandos británicos, mucho menos humanos que en el film, tenían un importante papel que representar.
Diego Nasarre
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5
12 de mayo de 2019
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que a mí, Jean Renoir me gusta como director. En esa faceta tiene obras de gran mérito, de las que recuerdo “Aguas pantanosas” (1941) o “Diario de una doncella (Memorias de una doncella)” (1946). En cambio, otras me parecen sobrevaloradas, como la que comento, mal envejecidas o incluso algo pueriles.

De esa misma etapa americana, de la que forman parte las dos citadas, “Esta tierra es mía” (1943) constituye un trabajo de propaganda dirigido a un público poco sofisticado al que hay que motivar y tornar implacable. El objeto del mensaje es incidir en la voluntad de victoria total, sin compromisos o acuerdos, y la pura eliminación del enemigo. Los medios como ésta se obtenga no tienen importancia; “los que nos bombardean son nuestros amigos” le dice la maestra (Maureen O’Hara) a una anciana que se queja de los ataques indiscriminados a las poblaciones urbanas. Se recurre, aunque con mejor estilo que muchas películas de propaganda hollywoodiana contemporánea, a la degradación del enemigo, en este caso caricaturizado por el austriaco Walter Slezak, como cínico y obeso mayor alemán, del que una vez borrado su barniz superficial se contempla como un ser deleznable y corrupto, convencido de la necesidad de que Alemania conquiste el mundo.

El clímax de la película, y del mensaje subliminal, es la actuación del tímido y cobarde profesor Albert Lory, muy bien interpretado por el gran Laughton, en la que éste lanza un gran monologo o perorata, donde, naturalmente, sale a relucir el amor, no podía faltar este elemento en un film norteamericano aunque sea a varias bandas, y donde sobre todo hasta los verdugos, juez y fiscal, quedan anonadados por la imparable “verdad” revelada. El papel de Laughton viene como anillo al dedo para inducir a la población más pacata a aspirar al heroísmo y al sacrificio; solo basta proponérselo, no importa que se sea entrado en años, gordo, feo y acomplejado.

Conceptos como democracia, libertad o derechos del hombre se repiten machaconamente para dejar bien claro quien representa a los buenos y quien a los malos. En definitiva, lo más viejo del mundo, aunque esta vez, y por aquello del progresismo coyuntural, no aparece lo de “Dios está con nosotros”.
Diego Nasarre
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4
31 de octubre de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción española destinada a promover los encantos de las playas hispánicas, sus tierras y sus "latin lovers".

Para dotar la película de mayor atractivo se incluyó como protagonista a la germana Elke Sommer, enfrentada a la prototípica belleza andaluza de Teresa Del Río. Como galán figuraba nuestro Arturo Fernández, en un papel muy diferente por el que se le conoce hoy. Efectivamente, el asturiano todavía se desenvolvía en papeles dramáticos o en otros géneros, pero en cualquier caso no había desembarcado en la comedia como haría básicamente a finales de los sesenta. Como contrapunto al serio y taciturno Arturo Fernández se emparejaba a un Cassen plenamente encasillado en su rol cómico.

En cualquier caso, se trata de un film poco conseguido, donde el drama, con final feliz, se queda algo corto de desarrollo. A ello ciertamente tampoco contribuyen un Arturo Fernández bastante hierático, en un curioso trabajo como genial pianista amargado, y una Elke Sommer que no destacaba precisamente por sus dotes interpretativas.

En definitiva, la película resulta visible para el cinéfilo o el curioso del cine español, a pesar de sus defectos y de resultar muy previsible. Para los fans de Arturo Fernández será agradable verle en uno de los papeles de su primera etapa cinematográfica. También hay que resaltar la presencia de José María Tasso "el flequillo" del cine español, habitual en muchas producciones de entonces.
Diego Nasarre
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5
13 de febrero de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ejemplar musical norteamericano de los años treinta que comparte algunas constantes del género en la época, como la abundancia coral y el uso de grandes escenarios tipo revista.

Si bien no se trata de una gran película, aunque contiene unas muy buenas escenas de persecución de cuadrigas, resulta entretenida por sus canciones, algunas muy famosas como "Keep Young and Beautiful", que sin duda constituyeron éxitos en su época, y también por su desfile de bellezas blancas, todas rubias oxigenadas, y negras.

El popularísimo Eddie Cantor, que como actor no destaca precisamente en la película, gana enteros en su interpretación de las canciones y sin duda acabó de acercarse al gran público en su crítica, algo simplona, de la corrupción del país y la desvergüenza de los políticos, algo inevitable a consecuencia del crack del 29 y sus duraderos efectos sobre gran parte de la población norteamericana.
Diego Nasarre
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