Realizada de manera semejante a un largo plano secuencia, la historia transcurre entre los miedos y angustias de la protagonista durante su encierro mientras todo su mundo está en constante inestabilidad y decadencia, asediada por peligros tanto del interior como el exterior del inmueble. El ex-líder del cónclave alemán es representado como si fuera el creador del film, una suerte de Walt Disney que interactúa con los personajes a través del recurso de la voz en off, ejerciendo un rol dominante y moralizador.

Es también un relato alegórico que reflexiona desde la germanofilia que subyace en la identidad nacional, influencia que han ejercido los colonos debido a su presencia en vastos parajes chilenos, pero sobretodo desde puestos de poder. Hay un énfasis en la prosodia con que hablan los personajes que genera un extrañamiento debido a su tono y velocidad diferentes al idioma español y que junto a la lograda visualidad pictórica conforman un ambiente lleno de texturas sofocantes.

Hay que destacar la versión libre del cuento popular de 'Los tres cerditos' que sirve como transfondo de una pesadilla que podría recordar a autores que trabajan a través de la oscuridad y el surrealismo como Jan Švankmajer o David Lynch. También es notable destacar la conexión con la cineasta chilena especializada en stop motion Vivienne Barry, quien estudió en Alemania del Este y creó animaciones infantiles para la televisión durante los años noventa que ya forman parte de la cultura nostálgica de Chile.

Una obra que se bifurca entre imágenes de sublime belleza y fantasía, más otras de horror desnudo que causan inquietud y elogio por partes iguales a través de una innovadora propuesta estética y temática.