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España España · donostia
Críticas de fincher
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
7
23 de septiembre de 2007
51 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dirigida por Hana Makhmalbaf, una joven directora de 19 años, y que se ha presentado en la sección oficial del Festival de cine de Donostia 2007. Con muchas dificultades para su realización y su distribución, hereda la temática y la estructura de las películas de Gobhadi, con sus "tortugas también vuelan" y "media luna": observar la vida cotidiana en un mundo talibán a través de los ojos de una inocente niña.

Lo mejor de la película es su joven actriz, una niña que llora, que ríe, que transmite una candidez y una inocencia que se sabe perderá pronto. Y su tozudez por querer ir a la escuela, su ansia por aprender historias... nos hace entrar en una sociedad muy diferente a la que conocemos, donde se trata de parabolizar sobre la mujer en el mundo talibán.

Se nota cierta bisoñez en la dirección de Hana, pero es un cine honesto, donde se filma la realidad, en un tono casi semidocumental, y con la fuerza de la historia que emana de su sencillez. Debería verse.
fincher
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7
19 de septiembre de 2008
53 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos aburridos de ver en la tele el conflicto Israel-Palestina. Como bien dice el director, él no juzga, no se pone del lado de unos ni de otros. Los protagonistas son personas, más allá de religiones, credos y políticas.
Y todo para mostrar que, con unos sencillos mimbres, se puede hacer una digna película. Una película que guarda un silencio de rabia, un silencio de complicidad, un silencio de amargura y un silencio de risa. Pero que, cuando los personajes hablan, lo hacen con el corazón, y casi da igual que esto suceda en Israel. Podía pasar lo mismo en Euskadi, en Munich o en Tibet.
La interpretación de la protagonista es, sencillamente, sublime.
Y posiblemente, es la típica película que todo instituto debería tener para enseñarla a sus alumnos.
fincher
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7
29 de septiembre de 2007
45 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean-Do es un famoso director de una revista francesa. Vive bien, tiene dinero, disfruta de sus hijos, de su jaguar recién comprado y se puede considerar en la cima de la vida y del éxito.

Un día cualquiera, un día común, sufre un ataque y queda postrado a una silla de ruedas, y su única manera de mostrarse a la sociedad es moviendo un párpado...

Con ese inicio de historia llega Schnabel y monta una película de casi dos horas. Dos horas de una historia terrible, durísima, sin concesiones a la galería, pero que al final, la propia vitalidad del protagonista, sus ganas de vivir y de morir, la hacen amena.

Tiene el gran acierto de estar rodada desde el punto de vista del personaje, porque Jean-Do tiene su mente clarísima, piensa, ve, pero no puede comunicarse. La interpretación de Amalric en ese personaje resulta fundamental, y mucho más vitalista de lo que en un principio pudiera pensarse.

Que nadie espere ver una secuela de "maradentro", "despertares" o de "el coleccionista de huesos", porque creo que va a más, no es una película cerrada, es imaginativa, aportando soluciones y escenas que la dinamizan. Preciosas las escenas de los glaciares descomponiéndose, los flash-backs que nos informan de la vida anterior del protagonista, de la rehabilitación y de los esfuerzos de médicos, enfermeras... en tratar de hacer la vida más agradable.

El reparto incluye a la exquisita Emmanuelle Seigner, a la Croze y a Max Von Sydow. Una aportación muy interesante del cine francés a una temática espinosa, de la que se sale muy airoso.

Mejor director en el Festival de Cannes
Película presentada en el festival de Toronto y Karlovy Vary
Sección Zabaltegi en el 55 Festival de cine de Donostia
fincher
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7
29 de septiembre de 2007
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha muerto el patriarca. Daniel, el hijo que ha vivido con él hasta entonces, se encarga de preparar el funeral estilo inglés: casita de campo, jardín, discurso elegíaco sobre el difunto, invitados, canapés, sacerdote...

Empiezan a llegar los invitados: su hermano Robert, famoso novelista que vive en NY, el tío Victor, su hija Jane con el prometido Simon, el tío Alfie... Pero lo que iba a ser un funeral inglés, educado y digno, se comienza a torcer con una pastilla y un invitado inesperado...


La comedia es el género más complicado del cine, y todos admiramos los dramones, las biografías de personajes famosos... pero en el fondo siempre queremos que nos hagan reír. Esta peliculita se presentó en Zabaltegi del Festival de Donostia de 2007 y, claro está, después de llorar, sufrir, una comedia sienta genial. No es la mejor que se ha filmado nunca, pero tiene buenos golpes.

Empezamos con la competencia de su director, Frank Oz, con su duodécima peli y siendo quizá In&Out la más famosa. Con un reparto mayoritariamente inglés, los que hemos tenido la desgracia de asistir a un funeral de ese tipo, nos pone ya nada más empezar una sonrisa en la boca. El reparto está bien, en su sitio, con esa flema inglesa al hablar, ese acento británico que me encanta y que hace que el chiste más tonto tenga su gracia.

El guión es ingenioso, divertido, aunque al final se tenga que llevar a un extremo para poder terminar la película que puede llegar a cansar. He descubierto a Alan Tudyk, un tejano de 36 años que recuerdo haber visto en "yo, robot" y que es el que más nos hace sonreir y lanzar carcajadas.

Recomiendo verla acompañado, con una bolsa de palomitas, con los móviles apagados, y predispuestos a ver una película que no recordaremos por su factura técnica, que no está mal, sino por algún gag y alguna frase memorable.

Ah, y hasta el inicio, con las letras, tiene su ingenio. Y como buena comedia, al final sale cada actor con su nombre y su papel. Todo es tan british...
fincher
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6
25 de septiembre de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ozu cambiando de registro. Ozu probando todos los clichés clásicos del cine negro: hombres rudos pero con corazón, chicas malas que no son tan malas, chicas buenas que no son tan buenas, cigarrillos, billares, alcohol, alguna pistola que otra, coches negros, gabardinas y sombreros...

Pero ves esta película, y cuando termina no crees que es cine negro. ¿Por qué? Porque está Ozu (y no Kurosawa, o Hawks) detrás de la cámara. Y la coloca en ángulos rarísimos. Y logra unos dramatismos para el año 1933 que sorpreden: planos de piernas andando, cámaras colocadas en coches, encuadre-travelling-encuadre... Y las balas y las peleas casi quedan marginadas por unas historias de amor.

Debe verse? Es dura. Son casi dos horas de cine mudo, japonés... Vamos, los ingredientes ideales para agarrar un cojín y dormir. Pero si hay ganas, y uno se fija en todos los detalles que incluye, habrá merecido la pena estas dos horas.
fincher
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