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España España · A Coruña
Críticas de Enrique
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9
17 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vincent Majestyk (Charles Bronson) es un agricultor cuyo único interés es recolectar a tiempo su cosecha de melones, y para ello contrata a unos temporeros mexicanos liderados por Nancy Chavez (Linda Cristal) a los que conoce en una estación de servicio. Pero cuando llegan a sus tierras se encuentran con que un sindicato mafioso ha puesto a trabajar en ellas a su propia gente. Tras un enfrentamiento con su jefe (Paul Koslo), el sr. Majestyk los echa sin contemplaciones y entonces ellos le denuncian al sheriff por amenazas y agresión. Es detenido y fichado, y mientras está en los calabozos coincide con el asesino Frank Renda (Al Lettieri) para el que sus cómplices tienen en marcha un plan de fuga, y es al verlo involucrado sin querer en este asunto cuando nos damos cuenta de que los problemas del sr. Majestyk no han hecho más que empezar...

Con este argumento parte una entretenida película de acción, cuyo guión de Elmore Leonard sigue la máxima de ver hasta que punto se puede complicar una trama por el enfrentamiento entre dos personajes. La guía una eficiente dirección del artesano del cine Richard Fleischer, que ya en aquel año de 1974 era un consagrado valor taquillero en Hollywood, habiendo dirigido éxitos en géneros tan dispares como el bélico («Tora! Tora! Tora!»), la ciencia ficción («Viaje alucinante»), aventuras («Los vikingos») o el policíaco («Impulso criminal»). En esta película suma a la lista de afamados actores que dirigió durante los años 50, 60 y 70 a Charles Bronson, lista que va desde Kirk Douglas, Orson Welles o Charlton Heston hasta ya en los 80 incluso Arnold Schwarzenegger, que con la triste secuela de «Conan el Destructor» marcó su decadencia como director.

La película es de un aire muy setentero, de un cine pensado para ir directo al entretenimiento, con una buena banda sonora instrumental de Charles Bernstein, con las escenas de acción bien rodadas por especialistas pero sin efectos especiales, con unos diálogos inteligentes que dan la medida de los personajes, en unos áridos escenarios familiarmente cinematográficos, y con los actores idóneos para unos papeles sin fisuras. Es aquí donde precisamente destaca Charles Bronson en su rol de hombre duro, que estando a punto de convertirse en Paul Kersey, vemos por esta vez que sus carencias interpretativas se transforman en una virtud.

En la película poco a poco se nos van dando pistas sobre quien es su protagonista, su pasado como excombatiente, su experiencia como cazador, su hábil manejo de las armas, su conocimiento del terreno, y según se va acercando el duelo final nos imaginamos el resultado. Como muy bien apostilla el ayudante del sheriff cuando ven su historial militar: «no es un don nadie». Y efectivamente, es un claro paralelismo con su vida real donde fue artillero en un B-17 durante la Segunda Guerra Mundial recibiendo incluso el prestigioso Corazón Púrpura por ser herido en combate.

Además del protagonista, los secundarios merecen con todo derecho una mención expresa en esta película. Quizás sea obligado hablar el primero de Al Lettieri, el gangster que se enfrenta como algo personal con Bronson. Después de sus papeles como «Il Turco Sollozzo» en «El Padrino», o Rudy Butler en «La huida», nada le faltaba a este actor para ser el perfecto mafioso: aires italianos, apariencia malvada, mirada cruel y un aurea amenazadora para todos los que le rodean y temen, desde su lugarteniente hasta su chica. Insuperable en el papel.

Pero para mi el mayor acierto en el reparto de esta película como secundario es el de Paul Koslo, que ya había coincidido con Bronson el año anterior en «The Stone Killer» («América violenta») y volvería a coincidir más tarde otra vez en «Amor y balas». Este villano-comadreja, que parece que se peina metiendo los dedos en un enchufe, hasta casi pone un punto cómico por las humillaciones que recibe. Esta es otra película más para agrandar su caracter de actor de culto con títulos que van desde «Cleopatra Jones» hasta «The Omega Man» («El último hombre... vivo») y prueba de ello es que el propio Quentin Tarantino le reconoce como inspirador de alguno de sus personajes por sus papeles de tipos malvados, a veces incluso con un cierto aire grotesco o casi ridículo.

Como secundaria que me gustaría mencionar también por último está Linda Cristal, que conoce al sr. Majestyk en la primera escena de la película y hasta la escena final no sabemos si va a haber algo entre ellos o no. Afortunadamente Hollywood no concibe un personaje latino que no sea moreno y por eso esta vez nos libramos en una película de Bronson de la empalagosa Jill Ireland, su mujer en la vida real y obligada coprotagonista femenina por contrato en muchos de sus filmes. Linda Cristal era una actriz tremendamente popular en aquellos momentos por premiadas series de televisión como «El gran chaparral», y con 40 años y su serena belleza da una perfecta réplica a Bronson, yo la considero la Salma Hayek de los 70.

Con todos estos personajes como ingredientes de cine auténtico la película la verdad es que se ve muy bien aún pasados más de 40 años desde su estreno. Es inolvidable la escena donde le acribillan los melones al pobre sr. Majestyk o la de la camioneta Ford volando por los aires conducida por Nancy y con Bronson disparando desde la caja trasera. Quién sabe si quizás se haga un remake como ha pasado con «The Mechanic», aunque esperemos que esta vez Jason Statham esté ocupado en otros proyectos o por lo menos que no le cambien el final. Recuerdo ver la película por primera vez en su estreno en el cine, sin por supuesto tener los años suficientes para cumplir con la calificación por edades, y salir muy satisfecho de la sala habiendo estado en una de esas 400 butacas que Hitchcock decía que tenía que llenar.
Enrique
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7
29 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos aquí con una serie de detectives, esta vez con protagonista femenina, bastante al uso en cuanto a argumentos, personajes y situaciones, pero que tiene algunos rasgos que la hacen original y divertida. "Dex" es una exmilitar marine de inteligencia, que combatió en Afganistán, y que desde entonces arrastra secuelas que le condicionan su manera de entender la vida y sus relaciones con los demás. Allí murió su exnovio y ella se culpa de lo ocurrido, pero lo sobrelleva con su enorme sentido del humor, su afán de superación, su deseo de ayudar a los demás y su gran intuición que le facilita mucho el resolver los casos para los que la contratan.

Y es que el gran acierto de la serie es la presentación del personaje protagonista, sobre la que se basa todo, muy bien interpretado por Cobie Smulders, lejos del Universo Marvel al que nos tenía acostumbrados. Ahora es una mujer bisexual, jugadora, con problemas económicos, que se mueve en un coche destartalado, de oscuro pasado familiar, que abusa de la bebida y que cuida a su hermano menor con síndrome de Down. ¿Qué si se parece a Jessica Jones? Pues en cierto modo si, pero sin superpoderes, de hecho cada vez que se mete en una pelea le dan bien. Además, creo que la historia también proviene de un cómic.

La serie en esta primera temporada nos cuenta cómo se hace detective por un encargo de la familia de su ex que son indios de una reserva en Oregón dueños de un casino, y con los casos que le van saliendo nos describe su personalidad, nos acerca a los misterios familiares de su pasado y nos intenta moralizar con sus fuertes convicciones en no hacer daño a los demás. Pero todo revestido con una sonrisa, sin dramas, agradable de ver y presentado de forma entretenida, queriendo hacer ver que todos somos humanos.

Los capítulos se ven bien aunque los casos no son un prodigio de investigación, está claro que no estamos viendo Bosch. Todo lo resuelve con unas búsquedas en internet, la ayuda de su amigo policía y sobre todo echándole mucho morro, como el Magnum de 2018 pero en femenino. Los secundarios están muy encasillados en sus personajes, el que es cocinero es por supuesto un gran chef sin el reconocimiento que merece, el exconvicto amigo y dueño del bar "Mala coartada" es un genio en abrir cajas fuertes o robar coches (lo que haga falta según el guion), la teniente de policía lleva el sarcasmo con su placa, y el hermano con síndrome de Down es el perfecto contrapunto al que nadie se atreve a mentir y que siempre dice la verdad, con lo que deja muchas veces en evidencia a los demás. Aquí hay que reconocerle mérito a la serie en su apuesta por un personaje así, interpretado por Cole Sibus como Ansel, hermano menor de Dex, y que nos hace darnos cuenta de lo poco que la mayoría comprendemos el mundo de estas personas.

Por último, me gustaría señalar lo de que la serie se desarrolle en el mitificado Portland, que tan buen recuerdo me dejó con Grimm. No es spoiler, pero fijaros en el capítulo en que va a Los Angeles para seguir la pista a un guion de cine plagiado y todas las bromas y dobles sentidos que hay con la ciudad.
Enrique
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3
19 de junio de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rocambole es un personaje literario del siglo XIX creado por el escritor francés Alexis Ponson du Terrail, que nos lo presentó como un gentilhombre, ladrón arrepentido, héroe y aventurero, cuyas peripecias son tan extraordinarias e inverosímiles, los giros de guion de sus historias tan exagerados y las situaciones que vive tan impredecibles, que el significado de “rocambolesco” pasó al lenguaje común como algo que definía todas esas historias increíbles que no sabríamos como adjetivar de otra manera. Pues bien, esta serie es rocambolesca.

Pero lo llamativo es que tenemos en ella todos los mimbres para hacer lo que sería una buena producción: actores más o menos competentes, presupuesto, localizaciones, efectos especiales, y sobre todo una historia de partida interesante, bastante original y con posibilidades. Sin embargo, el guion hace aguas por todas partes: la definición de los personajes es tópica y sus emociones se presentan sin profundidad, las situaciones son convencionales, resueltas sin originalidad y en muchas escenas falta incluso técnica, y sobre todo los diálogos no aportan nada a la trama porque nunca nos sorprende lo que dice ningún personaje.

Aunque lo verdaderamente pasmoso del guion en si es el desarrollo que presenta de los acontecimientos. Se parte de un Long Island que se quiere hacer ver como un tranquilo pueblecito costero cercano a Nueva York y de su jefa de policía cuya única preocupación es vigilar que no roben los enanitos de jardín de los vecinos. Pero un misterioso accidente de avión en una de sus playas deja como única superviviente a una niña de 10 años que no recuerda nada. A partir de ahí surgen las conspiraciones con multinacionales implicadas, intentos de secuestro, asesinatos, accidentes de tráfico tipo persecución en Matrix, cadáveres que se licuan, peligros para la supervivencia de la raza humana, la cura del cáncer, fuentes de energía inagotables, levitación magnética al alcance de todos, perros guardianes robot, satélites que se fríen en el espacio, discos de millones de terabytes del tamaño de una moneda, fuerzas del más allá que se comunican a través de los televisores, nanotecnología asesina, hackers buenos y malos, y por supuesto el FBI, faltaría más.

Entre sus responsables seguramente sólo nos sonará Paul McGuigan, director de la controvertida, cinematográficamente hablando, “Push”, aunque a mi me gustó. Para lo que debió pasar con la selección de los guionistas (y creadores) me recordó aquella escena de la magnífica Get Shortly donde Louis entraba en un Starbucks de Hollywood esperando tener la suerte de encontrar alguien que le pudiese ayudar a mantener su tapadera como guionista y cual era su sorpresa cuando comprobaba que todos los que se encontraban en el local delante de un portátil eran escritores deseando triunfar como guionistas y dispuestos a venderse muy baratos para trabajar como negros, o escritores fantasma, dicho más correctamente.

En fin, si lees esta crítica para ver si merece la pena ver la serie, lo lamento, pero no te puedo ayudar. Confieso que estuve varias veces a punto de dejarla, pero sobre todo porque escrutando durante el confinamiento el catálogo de Movistar series acababa de ver también la excelente “Evil” de temática fantástica y paranormal, y me dejó el listón muy alto. La ciencia ficción de “Emergence” ya la hemos visto en otras películas que van desde “Ladrones de cuerpos” a “Terminator 2”, ahí si que no hay nada nuevo. Lo original está en lo risible del desarrollo de los acontecimientos, la falsedad de los personajes, lo inverosímil de los desarrollos científicos presentados o las incongruencias de las situaciones.

Por lo demás la serie es correcta, casi demasiado correcta, diría yo. Siento parecer mostrar comentarios que indican un comportamiento sustancialmente discriminatorio contra los grupos desfavorecidos al decir esto, pero una mujer policía gordita separada de un mulato con una hija que en Sudamérica dirían morisca y que trabaja con un poli negro como ayudante tiene cierta similitud con lo de Meghan y Harry. Además es curioso, ahora que los malos son los inteligentes, los conspiradores a lo Bill Gates, a ella se la presenta más como lista que como inteligente, supongo que para propiciar cercanía al espectador. Esto queda claro cuando pide a los falsos padres que le enseñen fotos de la niña en el móvil para desenmascararlos. No tienes más remedio que pensar: “que lista”. Otra cosa por lo que ella también nos parece muy resuelta es por las pocas luces de algunos de sus colaboradores.

A nivel de actores, quien destaca en la serie es la niña Piper, interpretada por la jovencísima promesa Alexa Swinton creo que en su primer papel protagonista (no he visto Billions), pero que estoy seguro llegará a ser una gran figura, tipo Jennifer Connelly, y que esta serie será su particular “Dentro del laberinto”. Si por algo se recordará esta serie es por su papel en ella, de esto no me cabe duda.

Por último, otra cosa que me ayudó a terminarla fue el buscar los errores o fallos de raccord que constantemente se producían en algunas escenas, desde que en mitad de una frase cuando el abuelo se está afeitando en el siguiente plano aparezca de repente con la mitad de la cara ya afeitada sin espuma, o que tras servirse un vaso de zumo durante un breve segundo se la vea bebiendo de un vaso enorme lleno. Parece que la script girl también era becaria.

Afortunadamente también los capítulos son de corta duración y aunque queda un pequeño hilo para una segunda temporada, esperemos que con los pocos personajes que han quedado vivos no tengan suficiente para llevarla a cabo.
Enrique
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8
21 de diciembre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Bullitt (Steve McQueen) es un teniente de policía de San Francisco, que a petición del senador Walter Chalmers (Robert Vaughn), debe custodiar durante un fin de semana a un testigo protegido, Johnny Ross (Felice Orlandi), que va a declarar el lunes contra la «Organización» (eufemismo de Sindicato del Crimen o más vulgarmente mafia) en una audiencia del Senado que él preside. Pero cuando están vigilando al testigo por turnos en la cutre habitación de un hotel donde lo esconden, irrumpen dos asesinos de Chicago, Mike y Phil (John Aprea y Bill Hickman), bastante chapuceros por cierto, y tras dispararles un escopetazo a cada uno, dejan malheridos al testigo y al inspector Carl Stanton. Comienza así una intriga de puro cine negro donde se mezclan la investigación policial de Bullitt, los oscuros intereses del ambicioso político Chalmers y las ocultas intenciones e identidad del testigo Ross.

Nos encontramos en esta película con un clásico sin paliativos en este género de cine. No sólo es una muy buena película policíaca determinante en la historia del género, sino que además destaca por su innovador y premiado montaje, su acumulación de escenas míticas y su gran elenco de actores con un Steve McQueen protagonista en uno de sus mejores y más recordados papeles en la cima de su corta carrera trágicamente terminada con 50 años de edad solamente. Y por supuesto la música, una extraordinaria banda sonora al más puro estilo jazz de Lalo Schifrin, el autor de la famosa sintonía de Misión imposible.

La dirección es del inglés Peter Yates, que provenía de las series de televisión (la famosa «El Santo» con Roger Moore) y que aprovechó su gran oportunidad en este filme después del crédito que había obtenido en Hollywood con el thriller «El gran robo», para hacer una obra muy personal y con mensaje. Aunque para mi su mejor película es la bélica «La guerra de Murphy» con la venganza de un excepcional Peter O'Toole sobre los nazis del submarino, Bullitt es una pequeña obra maestra, siendo un relato duro, sin muchos adornos, con una violencia explícita muy concentrada en las escenas de tiroteos, con un ritmo de narración pausado pero hipnótico y de una grandísima influencia en el cine posterior.

Poco que decir de Steve McQueen, inconmensurable en su papel de policía lacónico, parco en diálogos, que no soporta que alguien se salte la ley ni los abusos de autoridad, y que con 38 años era ya un consagradísimo actor después de éxitos como «Los siete magníficos» (1960) o «La Gran Evasión» (1963). Esta vez está acompañado de una joven y bellísima Jacqueline Bisset pero con un papel muy anodino. Para mi mucho mejor compañera de rodaje fue la bastante más sólida Ali MacGraw en «La huida», cuatro años después y también con más química entre entre otras cosas porque sería su segunda mujer. De todas formas, es imborrable al imagen que deja el actor en la película con esos primeros planos y sus ojos azules o con los jerseys de cuello vuelto y sus chaquetas con coderas.

En el resto de papeles destaca su antagonista, Robert Vaughn, en el rol del poderoso senador que se enfrenta a Bullitt queriéndole hacer responsable de sus tejemanejes para ocultar la conspiración que lleva a cabo. Muy famoso por aquel entonces con la serie «El agente de CIPOL» (remake actual con el UNCLE de Guy Ritchie) daba la imagen perfecta de astuto y taimado necesaria para el personaje. Otro curioso secundario con un corto papel es Robert Duvall haciendo de taxista y los encasillados ya de siempre como policías Norman Fell o Simon Oakland.

Pero si por algo es recordada esta película y por lo que ha pasado a la historia del cine (e incluso está preservada en el archivo de la Biblioteca del Congreso americano) es por la escena de la persecución automovilística del Ford Mustang GT 390 verde con carrocería Fastback motor V8 de 6.392 cc, 325 CV y cambio manual de 4 relaciones de Steve McQueen al Dodge Charger negro 2ª generación con motor «440 Magnum» V8 de 7.219 cc, 375 CV también con cambio manual de 4 velocidades de los asesinos. Dos «muscle cars» genuinos de la época como auténticas máquinas en su máximo momento de esplendor, ya que con la llegada de la crisis del petróleo en el 73 por su elevado consumo de gasolina dejarían de producirse.

La escena es un prodigio de montaje, con una duración de más de 10 minutos empieza en la Avenida Columbus de San Francisco donde los perseguidores se convierten en perseguidos y con un escenario entre las calles de las empinadas colinas de la ciudad y las sinuosas carreteras de la bahía, desarrolla todo un juego de planos entre vistas por el espejo retrovisor, cámaras subjetivas en el interior de cada coche, largas tomas de los automóviles derrapando en las calles, primeros planos de Steve McQueen al volante para que no hubiera duda de que conducía él en persona, etc., todo ello junto con el simple sonido de los neumáticos y los motores (más bronco el Ford, más elaborado el Dodge), sin música que nos distraiga, que configuran una de las mejores escenas de este tipo jamás rodada. Por algo el director Peter Yates fue piloto de carreras.

En resumen, una película que pese a las críticas de falta de ritmo o incoherencias en el guión, es muy recomendable, casi imprescindible, y que sobre todo cinematográficamente hablando destaca por su montaje en algunas escenas, además de la persecución, como la del hospital al principio cuando operan al policía herido o la también persecución final esta vez a pie en el aeropuerto. En la zona de spoiler doy detalles sobre mi interpretación del sentido de la película que desvelan detalles del argumento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Enrique
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