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La chica de Bube (1963)

La chica de Bube
106 min.
6.6
98
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Película completa (ITALIANO)
Sinopsis
Tras la liberación en la Segunda Guerra Mundial, Mara y su familia reciben la visita de Bube, un partisano que había combatido con su fallecido hermano, y de quien Mara se enamora. Después de un par de visitas esporádicas y de prometerse, Bube participa en la muerte de un policía y de su hijo, y se ve obligado a huir al extranjero. Mientras Mara le espera, conoce a Stefano, un trabajador de imprenta que acaba de escribir su primera novela. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Años 40 Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
La ragazza di Bube
Duración
106 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Links
Premios
1964: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
1963: Premios David di Donatello: Mejor producción
8
"Oh, amor mío, somos muy desgraciados..."
Hablando con mi mujer de cine caí en preguntarle por la película favorita de su madre; sorprendido quedé por no tratarse de un típico clásico del cine japonés de Ozu, Naruse o Mizoguchi, sino de esta pequeña gran joya italiana sobre una "ragazza" que batalla contra sus emociones mientras su país va cambiando debido a la 2.ª Guerra Mundial, las rendiciones y los nuevos partidos...

Inspirándose en la vida de Nada Giorgi, que luego llevó a las páginas como mejor le pareció (lo cual en absoluto agradó a ésta), el genio Carlo Cassola crea la poderosa novela "La Ragazza di "Bube" ", aplaudida y premiada, si bien objeto de crítica por muchos debido a su contenido político. Poco después otro maestro, Luigi Comencini, la traslada a la gran pantalla junto a Marcello Fondato, y contando con la "meravigliosa" presencia de Claudia Cardinale para interpretar a la heroína Mara (aunque ya tenía 25 años y en el libro es sólo una adolescente), quien lo hizo exhibiendo su auténtica voz, antes doblada.
Heroína en el término más estricto del melodrama trágico y del modelo femenino que suele hallarse en la obra del autor romano, heroína que aparece iniciando un viaje en tren; ni de ida ni de vuelta, en realidad la encontramos en un momento circular, deambulatorio, de su existencia, y su voz, algo afligida, nos catapulta a otra época muy distinta, a ese instante en que se celebra la caída de la República Social de Mussolini y los partisanos comunistas son los triunfadores por excelencia; cuando volvemos a ver a Mara no es más que una "ragazza" en cuyo destino se cruza Arturo "Bube", guerrillero y compañero de armas de su hermano.

El cineasta, como ya vino demostrando en sus fábulas neorrealistas edulcoradas y siguiendo la visión de Cassola, por supuesto versa sobre las enormes mutaciones sociopolíticas que atraviesa y atravesará Italia, pero siempre en un segundo plano y centrándose en la pareja, víctima precisamente de estos cambios, más enormes que su humilde y repentino romance. Se cuenta que la química entre Cardinale y George Chakiris no era demasiado buena, y este roce se extiende a sus personajes, sufriendo gran contraste la vitalidad e inocencia de ella como niña malcriada y rebelde y la aspereza de él, que ha sacrificado su juventud para conocer la muerte y la violencia de cerca.
Y la historia se construye a base de sacrificios, de decisiones, y de cómo el destino se impone, siempre por culpa de los estigmas que ha dejado la absurda guerra; punto de inflexión y fin de la primera parte es la huida de Mara y Arturo debido a su arresto, donde, en un entorno incapaz de transformarse en bucólico (como sí lo gozaron los amantes de "Un Verano con Monika") por el fantasma del conflicto, se les concede un breve periodo de tiempo, separados del resto del mundo y sus problemas, y en el que poco a poco evolucionarán y apreciarán las cosas que han ganado y las que van a perder. Aquí las sombras del blanco y negro de Gianni di Venanzo lo invaden todo dejando en las imágenes un amargo rastro de tristeza.

Comencini nos sacude como a una Mara a la que no le queda más remedio que aceptar la realidad, momento clave donde se abandona la adolescencia y se encara la despiadada vida adulta; trasladando la trama al entorno urbano, Mara (cuyos pasos no son exactamente los mismos que en la novela) prosigue su aprendizaje y su descubrimiento lejos de su familia y con Arturo exiliado. Retrato crudo, sincero y humanista de la Italia de la época, en efecto de raíces neorrealistas, paseando aquél sus cámaras por avenidas bulliciosas, barrios suburbiales, locales casi sin comida, austeras salas de fiestas y cines abarrotados.
Allí, la chica se identificará con el personaje de Vivien Leigh (llamada Myra, para colmo) en "El Puente de Waterloo", que entusiasma a los ciudadanos; de hecho su condición sacrificial y su trágica situación amorosa sirve más de inspiración que la vida de la verdadera Giorgi. Pero si la heroína de LeRoy se veía obligada a ejercer la prostitución, la de Comencini soporta con coraje la larga espera y los golpes de la vida...hasta que ésta la ponga en un serio dilema, batallando contra sus sentimientos, su necesidad y su fidelidad a su desaparecido amado. Y el elemento de la discordia se llama Stefano, polo opuesto de Arturo, el poeta intelectual para quien la política no puede estar más lejos de sus intereses.

Durante esta segunda parte se acumulan alrededor de la figura de Mara todos aquellos conflictos a los que ella ni podía imaginar enfrentarse en la primera; la razón es que ya no es una "ragazza" que reaccione ante las decisiones de los demás, sino una mujer adulta que las toma firme y valientemente. Cardinale sabe reflejar bien el viaje de aprendizaje al cual es sometido su personaje, en constante mutación como la sociedad en la que está atrapada y los individuos que en ella pululan, y como otras heroínas del melodrama romántico no cesará en defender su condición de mujer sacrificada.
Mientras nos sumerge en la agitación de los movimientos de la nueva República, el director filma los paseos nocturnos de Mara y Stefano (buen Marc Michel) como si se tratase de la estela espectral de un sueño, donde ella puede permitirse fantasear con instantes de felicidad efímeros antes de verse otra vez sacudida por la negra realidad; esa felicidad propia es a la que decide renunciar por un hombre, su lealtad y su amor hacia él. Es realmente la lucha de una mujer contra el mundo cambiante, intereses de índole ininteligible y movimientos sociales que nada entienden de sentimientos individuales.

Lidori alcanzará a decir "La culpa es de la guerra, del fascismo, porque las auténticas causas se olvidan...".
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9
Una excelsa Claudia Cardinale
Este es el primer film en el que Claudia Cardinale no es doblada en italiano, lo que hace que su verdadera voz, unida a su impactante belleza, la hagan una de sus mejores interpretaciones, la que posiblemente junto con 'Ocho y medio' de Fellini le abriese las puertas del mundo. Este largo no es demasiado conocido en España ya que carece de doblaje al castellano, aun así merece la pena verlo subtitulado para ver a una excelsa Cardinale en un registro que le iba bastante, en una época en la que rememorar viejos tiempos en el cine era algo normal en Italia (y aún hoy lo sigue siendo). Antes, por supuesto, recomiendo leer la obra de Carlo Cassola. Un sobresaliente.
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